JULIO 2016
Conexiones
Ritos de paso
Me interesan ciertas corrientes de pensamiento espirituales de la India, que iré explicando conforme las vaya entretejiendo en mi espacio neuronal, mi lógica y mis asociaciones.
Me gusta el aspecto de celebrar pequeñas cosas diarias. Hacer parada y reflexionar sobre ciertos hechos mensuales, astrales, meteorológicos, corporales...
Porque es cierto que hemos perdido las conexiones con la naturaleza, también las tradiciones.
Todas nuestras celebraciones se han convertido en una mera excusa para comer y beber desaforadamente.
¿Qué nos importa el pregón, la charla, la ceremonia, el símbolo? Vamos al grano y saca la botella.
Todo es un megabotellón.
En las celebraciones de origen religioso: dale a la bota, María.
Las de origen pagano: inclina la bota.
Efemérides: estruja la bota.
Reuniones: sorbe la bota.
Y de esta manera, todo nuestro tiempo libre, todos nuestros festejos, discurren entre la ansiedad de ver pasar la mentada bota, y el ciego resultante de haberle dado alcance y buenos tientos.
Con la sensación de absurdo, de fugacidad, de desconcierto, que nos queda después.
Y de repente me topo con cierta corriente antigua que celebra los pequeños actos de manera personal, íntima, conectando con nuestro cuerpo, con rituales llenos de conciencia e intención, de concentración y pleno espíritu, que celebra lo que ahora nos parece insignificante.
Ser conscientes, estar atentos, esperar, preparar y "celebrar" estos actos, experiencias, movimientos...y llenarlos de significado, llenarlos de símbolos, imprimiéndolos en la memoria, dotándolos de trascendencia.
Cada día, cada minuto tiene algo especial.
Recuerdo los ritos de paso, los que quedan se han vuelto meros trámites donde apoyarse en la barra del bar (comuniones, bodas, bautizos, etc) y salir a cuatro patas, meros intercambio de regalos, ya ni eso, ahora directamente éste es mi número de cuenta.
Todo es mecánico, desconectado del significado, materialista, frío, rápido, impersonal.
Profundamente impersonal.
Con la mente en otro sitio, llenos de fastidio, cumpliendo con la obligación.
Sin embargo puedes preparar tu cuerpo, y tu mente para ciertos momentos y conectar con este presente, puedes dejar de ser mecánico y pararte, respirar aquí y entonar un canto, encender una vela, jugar con los ángulos, con las inclinaciones, con las posturas, con los gestos y dejar que se refleje en tu microcosmos la experiencia del infinito
Me gusta el aspecto de celebrar pequeñas cosas diarias. Hacer parada y reflexionar sobre ciertos hechos mensuales, astrales, meteorológicos, corporales...
Porque es cierto que hemos perdido las conexiones con la naturaleza, también las tradiciones.
Todas nuestras celebraciones se han convertido en una mera excusa para comer y beber desaforadamente.
¿Qué nos importa el pregón, la charla, la ceremonia, el símbolo? Vamos al grano y saca la botella.
Todo es un megabotellón.
En las celebraciones de origen religioso: dale a la bota, María.
Las de origen pagano: inclina la bota.
Efemérides: estruja la bota.
Reuniones: sorbe la bota.
Y de esta manera, todo nuestro tiempo libre, todos nuestros festejos, discurren entre la ansiedad de ver pasar la mentada bota, y el ciego resultante de haberle dado alcance y buenos tientos.
Con la sensación de absurdo, de fugacidad, de desconcierto, que nos queda después.
Y de repente me topo con cierta corriente antigua que celebra los pequeños actos de manera personal, íntima, conectando con nuestro cuerpo, con rituales llenos de conciencia e intención, de concentración y pleno espíritu, que celebra lo que ahora nos parece insignificante.
Ser conscientes, estar atentos, esperar, preparar y "celebrar" estos actos, experiencias, movimientos...y llenarlos de significado, llenarlos de símbolos, imprimiéndolos en la memoria, dotándolos de trascendencia.
Cada día, cada minuto tiene algo especial.
Recuerdo los ritos de paso, los que quedan se han vuelto meros trámites donde apoyarse en la barra del bar (comuniones, bodas, bautizos, etc) y salir a cuatro patas, meros intercambio de regalos, ya ni eso, ahora directamente éste es mi número de cuenta.
Todo es mecánico, desconectado del significado, materialista, frío, rápido, impersonal.
Profundamente impersonal.
Con la mente en otro sitio, llenos de fastidio, cumpliendo con la obligación.
Sin embargo puedes preparar tu cuerpo, y tu mente para ciertos momentos y conectar con este presente, puedes dejar de ser mecánico y pararte, respirar aquí y entonar un canto, encender una vela, jugar con los ángulos, con las inclinaciones, con las posturas, con los gestos y dejar que se refleje en tu microcosmos la experiencia del infinito
Padres
Hay que derrumbar varios mitos acerca de los padres: para empezar ni son los reyes, primera decepción, ni son perfectos, segunda decepción.
Decepción para quien, alargando la etapa de inconsciencia y fantasía de la niñez, siga considerando que el padre debería ser perfecto e ideal.
El que aquel que, en un arrebato de idealización y egoísmo, considera que los demás deberían hacerlo mucho mejor de lo que por supuesto lo hace él (que además aún no ha tenido hijos).
Pero el padre perfecto no existe.
Nunca lo habrá, es una característica, viene condicionado por nuestra naturaleza.
Empezando por la obviedad de que no hay personas perfectas, con la medida exacta de carácter dosificada en los momentos exactos, y que sean percibidas en su perfección por los presentes ojos y posteriores oídos (de relatos "objetivos"). Es difícil, sólo las novelas, o lo que es lo mismo, la historia, uniformiza opiniones y extiende su veredicto según la pluma.
Por muy comprensivo, cariñoso, coherente, justo, "rígido" que sea un padre, por muy ideal que sea, por muy perfecto, amistoso, juerguista que nos pueda parecer, el hijo siempre sacará callo ante la cualidad predominante del padre.
Ante una madre cariñosa el hijo se sentirá agobiado, ante un padre rígido, florecen los sentimientos de incomprensión y amenaza. A cada característica paternal le brota su opuesto en el carácter filial. Se va creando la cosmogonía del carácter del niño en una retroalimentación orgánica con la personalidad del padre.
Todos tenemos un rasgo dominante de carácter, todos a lo largo de los años vivimos malas rachas, momentos que se reflejan en nuestras vidas y afectos.
He escuchado "traumas" de personas cercanas a cuenta de situaciones que yo también he presenciado y que ni me habían llamado la atención (mucho menos traumatizado)
El hijo del padre protector envidia a aquel que se fuma porros con sus hijos y este venera el orden, la estructura del anterior.
Siempre queremos el padre que no hemos tenido.
Qué tontería.
Mis padres han sido perfectos, pusieron todo de su parte (dentro de sus circunstancias) intentando hacerlo lo mejor posible.
¿Se equivocaron? Pues claro, nadie tiene la fórmula perfecta, aunque no los llamaría errores.
Tenían la mejor de las intenciones y con eso me basta.
A toro pasado cualquiera puede juzgar y decidir qué habría sido lo mejor, qué habría funcionado.
Y a toro pasado es muy fácil culparles de todas nuestras fatalidades, descontentos, problemas, rasgos de carácter.
Más fácil culpar, elucubrar traumas, jugando a ser Freud.
Como si pudiéramos analizar nuestro subcosciente de manera objetiva.
Como si fuera tan fácil.
Decepción para quien, alargando la etapa de inconsciencia y fantasía de la niñez, siga considerando que el padre debería ser perfecto e ideal.
El que aquel que, en un arrebato de idealización y egoísmo, considera que los demás deberían hacerlo mucho mejor de lo que por supuesto lo hace él (que además aún no ha tenido hijos).
Pero el padre perfecto no existe.
Nunca lo habrá, es una característica, viene condicionado por nuestra naturaleza.
Empezando por la obviedad de que no hay personas perfectas, con la medida exacta de carácter dosificada en los momentos exactos, y que sean percibidas en su perfección por los presentes ojos y posteriores oídos (de relatos "objetivos"). Es difícil, sólo las novelas, o lo que es lo mismo, la historia, uniformiza opiniones y extiende su veredicto según la pluma.
Por muy comprensivo, cariñoso, coherente, justo, "rígido" que sea un padre, por muy ideal que sea, por muy perfecto, amistoso, juerguista que nos pueda parecer, el hijo siempre sacará callo ante la cualidad predominante del padre.
Ante una madre cariñosa el hijo se sentirá agobiado, ante un padre rígido, florecen los sentimientos de incomprensión y amenaza. A cada característica paternal le brota su opuesto en el carácter filial. Se va creando la cosmogonía del carácter del niño en una retroalimentación orgánica con la personalidad del padre.
Todos tenemos un rasgo dominante de carácter, todos a lo largo de los años vivimos malas rachas, momentos que se reflejan en nuestras vidas y afectos.
He escuchado "traumas" de personas cercanas a cuenta de situaciones que yo también he presenciado y que ni me habían llamado la atención (mucho menos traumatizado)
El hijo del padre protector envidia a aquel que se fuma porros con sus hijos y este venera el orden, la estructura del anterior.
Siempre queremos el padre que no hemos tenido.
Qué tontería.
Mis padres han sido perfectos, pusieron todo de su parte (dentro de sus circunstancias) intentando hacerlo lo mejor posible.
¿Se equivocaron? Pues claro, nadie tiene la fórmula perfecta, aunque no los llamaría errores.
Tenían la mejor de las intenciones y con eso me basta.
A toro pasado cualquiera puede juzgar y decidir qué habría sido lo mejor, qué habría funcionado.
Y a toro pasado es muy fácil culparles de todas nuestras fatalidades, descontentos, problemas, rasgos de carácter.
Más fácil culpar, elucubrar traumas, jugando a ser Freud.
Como si pudiéramos analizar nuestro subcosciente de manera objetiva.
Como si fuera tan fácil.
Noches de verano
Estas noches de verano, arrastrándote con los pies hinchados por el pasillo, toda la casa a oscuras, con su escudo anti calor, anti luz. Cuando aparece la noche te atreves a levantar una persiana y que empiece a correr algo de aire, aún caliente, chorros de agua sobre la terracota mojada, y el silencio de las noches de verano como si algo estuviera en suspenso, a punto de pasar, se dispara la expectativa, como un sexto sentido.
Algo sucederá ahora mismo. Una llamada, un ruido, un hecho extraño.
Y el tiempo se alarga ante esta expectativa no cumplida.
Un mosquito se queda suspendido en el aire cerca del nimbo de la bombilla. El silencio es más denso, más íntimo, te hablas en susurros, suenan los tarros de cosméticos al cerrarlos, el choque contra el cristal, el agua deslizándose entre tus dedos, sobre la piel seca, profundas respiraciones.
El tiempo no corre en las noches de verano, parece que tenemos infinitos segundos, no hay prisa por ir a la cama temprano, remoloneamos por los rincones, seguimos alargando el momento...
Algo sucederá ahora mismo. Una llamada, un ruido, un hecho extraño.
Y el tiempo se alarga ante esta expectativa no cumplida.
Un mosquito se queda suspendido en el aire cerca del nimbo de la bombilla. El silencio es más denso, más íntimo, te hablas en susurros, suenan los tarros de cosméticos al cerrarlos, el choque contra el cristal, el agua deslizándose entre tus dedos, sobre la piel seca, profundas respiraciones.
El tiempo no corre en las noches de verano, parece que tenemos infinitos segundos, no hay prisa por ir a la cama temprano, remoloneamos por los rincones, seguimos alargando el momento...
Me voy de vacaciones...
Nada, me voy de vacaciones. Chao y a todo que le dén.
Cierro el chiringuito por unos días, bastantes. Seguiré por otro lado, y estoy comenzando un blog de pequeños momentos, porque toda la ansiedad que me produce que los días pasen iguales unos a otros, mientras la vida se escapa, los años, el tiempo, los seres queridos, y los momentos con ellos.
Los estoy viviendo y ya empiezo a sentir la nostalgia que tendré cuando me recuerde en este momento que vivo ahora mismo.
Sí, puede ser un auténtico infierno vivir en mi cabeza.
Y en ese blog intento recoger lo que hace cada día especial.
Ansiedad.
Así que bueno, me voy de vacaciones, por fin, y no me he ido, y por supuesto no he vuelto y ya tengo propósitos para septiembre.
Es siempre el mismo discurso. Y tal vez es la hora de lanzarse, porque los efectos desde luego no son inmediatos. Qué va, y vendrán muchos días de desesperación antes de que empieces a ver algún mínimo resultado satisfactorio.
No paro de ver personas que llegan a puertos, buenos puertos, a base de tesón. Los primeros en creérselo son ellos, apuestan por sí mismos, insisten, insisten, vuelven a insistir, se venden como productos únicos e indispensables.
Fantásticos.
Así que menos miedos, menos esperar a que ocurra el momento perfecto y empezar a actuar.
Yo mismo lo digo miles de veces, se valora más la experiencia que los años de conocimientos, de libros acumulados, de cursos.
Así que aún no ha llegado septiembre y ya estoy haciendo planes. Dos meses por adelantado.
Supongo que tal vez tengo que trazar este plan de dónde me veo, visualizarlo y lanzarme a por ello.
Pero siempre me saboteo, ¿y si me estoy engañando a mí misma?
¿Y quién no lo hace, querida? Pero ya lo escribí hace tiempo: elige una pasión y deja que te mate.
¿Y si de repente no valgo? Te darás cuenta y, mientras, le has sacado partido.
Lo importante es no dejarse llevar por la corriente de sucesos, ofenderse, molestarse, entrar en el bucle.
Tú a lo tuyo, y disfruta, joder, disfruta.
Y ve a por tu objetivo.
Aprovechar las vacaciones para renovarte, como hacemos en el momento más duro de las clases de yoga, reiniciar tu propósito, conectar con la esencia y recuperar las ganas, la fuerza (sí, a estas alturas estamos sin aliento), encontrar la fuente de vitalidad, inagotable, y ubicarte bajo su corriente.
Confiando.
Llegará un día en el que dejaremos también de estar preocupados, acaparados por nuestras tareas, prisioneros de ellas -conscientes de habernos inventado muchas, de imponérnoslas nosotros mismos-. Trabajar: ahorrar, estar perpetuamente alerta para no perdernos una sola ocasión de hacer carrera, codiciar tal o cual puesto, terminar deprisa, preocuparse por los demás. Hacer esto, acercarse a ver esto otro, invitar a este o aquel: imposiciones sociales, modas culturales, ajetreo... Siempre estamos haciendo algo, pero ¿siendo? Lo dejamos para más tarde: siempre hay algo mejor, siempre hay algo más urgente, siempre hay algo más importante que hacer. Lo dejamos para mañana. Pero el mañana trae consigo las tareas de pasado mañana. Un túnel sin fin. y a eso lo llaman vivir. Es tan opresivo que hasta los momentos de solaz llevarán la marca d eesa obstinación: deporte extremo, distracciones estresantes, veladas caras, noches exigentes, vacaciones costosas.
Andar, Una filosofía. (Frédéric Gros).
Cierro el chiringuito por unos días, bastantes. Seguiré por otro lado, y estoy comenzando un blog de pequeños momentos, porque toda la ansiedad que me produce que los días pasen iguales unos a otros, mientras la vida se escapa, los años, el tiempo, los seres queridos, y los momentos con ellos.
Los estoy viviendo y ya empiezo a sentir la nostalgia que tendré cuando me recuerde en este momento que vivo ahora mismo.
Sí, puede ser un auténtico infierno vivir en mi cabeza.
Y en ese blog intento recoger lo que hace cada día especial.
Ansiedad.
Así que bueno, me voy de vacaciones, por fin, y no me he ido, y por supuesto no he vuelto y ya tengo propósitos para septiembre.
Es siempre el mismo discurso. Y tal vez es la hora de lanzarse, porque los efectos desde luego no son inmediatos. Qué va, y vendrán muchos días de desesperación antes de que empieces a ver algún mínimo resultado satisfactorio.
No paro de ver personas que llegan a puertos, buenos puertos, a base de tesón. Los primeros en creérselo son ellos, apuestan por sí mismos, insisten, insisten, vuelven a insistir, se venden como productos únicos e indispensables.
Fantásticos.
Así que menos miedos, menos esperar a que ocurra el momento perfecto y empezar a actuar.
Yo mismo lo digo miles de veces, se valora más la experiencia que los años de conocimientos, de libros acumulados, de cursos.
Así que aún no ha llegado septiembre y ya estoy haciendo planes. Dos meses por adelantado.
Supongo que tal vez tengo que trazar este plan de dónde me veo, visualizarlo y lanzarme a por ello.
Pero siempre me saboteo, ¿y si me estoy engañando a mí misma?
¿Y quién no lo hace, querida? Pero ya lo escribí hace tiempo: elige una pasión y deja que te mate.
¿Y si de repente no valgo? Te darás cuenta y, mientras, le has sacado partido.
Lo importante es no dejarse llevar por la corriente de sucesos, ofenderse, molestarse, entrar en el bucle.
Tú a lo tuyo, y disfruta, joder, disfruta.
Y ve a por tu objetivo.
Aprovechar las vacaciones para renovarte, como hacemos en el momento más duro de las clases de yoga, reiniciar tu propósito, conectar con la esencia y recuperar las ganas, la fuerza (sí, a estas alturas estamos sin aliento), encontrar la fuente de vitalidad, inagotable, y ubicarte bajo su corriente.
Confiando.
Llegará un día en el que dejaremos también de estar preocupados, acaparados por nuestras tareas, prisioneros de ellas -conscientes de habernos inventado muchas, de imponérnoslas nosotros mismos-. Trabajar: ahorrar, estar perpetuamente alerta para no perdernos una sola ocasión de hacer carrera, codiciar tal o cual puesto, terminar deprisa, preocuparse por los demás. Hacer esto, acercarse a ver esto otro, invitar a este o aquel: imposiciones sociales, modas culturales, ajetreo... Siempre estamos haciendo algo, pero ¿siendo? Lo dejamos para más tarde: siempre hay algo mejor, siempre hay algo más urgente, siempre hay algo más importante que hacer. Lo dejamos para mañana. Pero el mañana trae consigo las tareas de pasado mañana. Un túnel sin fin. y a eso lo llaman vivir. Es tan opresivo que hasta los momentos de solaz llevarán la marca d eesa obstinación: deporte extremo, distracciones estresantes, veladas caras, noches exigentes, vacaciones costosas.
Andar, Una filosofía. (Frédéric Gros).
Limitando la realidad.
Seguimos encuadrándola, definiéndola, limitándola, encasillándola.
Mis experiencias, estados de ánimo, emociones, recuerdos, mi futuro, el pasado.
¿Realmente fue una experiencia que me marcó? ¿La más importante de mi vida?¿Por qué siempre hacemos frases de este tipo limitando la realidad?
En un instante, con una simple frase dicha en voz alta, has despreciado miles de experiencias. Ni siquiera les has dado opción, has pulsado "delete" en tu cerebro y han desaparecido por el centrifugador agujero negro del olvido.
Encasillo mis experiencias, mis formas de comportarme.
Ayer leí sobre los puntos lunares:
Hay una teoría en Kundalini Yoga que habla de que la mujer tiene en su cuerpo distribuídos diferentes puntos lunares, hasta 11.
Cada uno de ellos está asociado a un comportamiento, rasgo de carácter, emoción.
Cada dos días y medio este centro se mueve hacia el siguiente.
Y observo que últimamente me he comportado como una desequilibrada (para la balsa impasible que suelo ser) montada en un tiovivo de emociones, en plan sensiblero y melodramático, una montaña rusa, no de subidas bruscas pero sí de bajadas jodidas, llenas de desesperanza y ansiedad. Me siento a punto de estallar, sensible, trágica... Un papel de drama queen al que no estoy acostumbrada y que no me gusta nada.
El lunes por ejemplo estuve desesperanzada "on the melancholly hill", hoy hablando por los codos y bastante decidida. ¿¿Mañana??
Se supone que estaré dos días en esta actitud y de ahí mutaré a otra. Y, sin tener en cuenta que todas estas cosas me gusta observarlas, creo que es muy posible que haya algo muy cierto en todo ello.
Al final se trata de observarte durante un par de meses y ver en qué punto estás.
Así que pensé en observarme durante unos meses para ver si coincidía, si era cierto. Pero al mismo tiempo me dije: ¿no terminarñia condicionándome? ¿no pondrías límites a cómo experimento mi realidad? ¿No haría que me viera un día más romántica de lo que estoy y me empujaría a actuar de una manera "obligada"?
Como cuando lees las características de tu horóscopo, y empiezas a considerarte más fantasiosa de lo que eres, a incidir en la fantasía, a dejarte caer en ella. A justificarla. A ser más fantasioso que los demás, ¡pero con motivos!
¿Eres fantasioso con respecto a quién? ¿Qué media?
Y otro día empiezas a estudiar sobre el ayúrveda y que si eras vatta, pitta o kapha, y comienzas a encuadrarte dentro de las distintas características, o la temperatura de tus órganos y qué debes cambiar en tu dieta, o el tarot, o según esta u otra doctrina te vas limitando, adivinando tus cambios de carácter, cómo vas a reaccionar, qué te va a pasar, qué te conviene hacer, comer, adónde ir, vivir, clima, temperatura, tipo de personas, relaciones, actividades.
Y empiezas a somatizar sensaciones, a cambiar de hábitos.
Siempre buscando un marco.
Siempre buscando definirte.
¿No estaremos cerrándonos puertas, perdiendo oportunidades de escapar de ciertos ciclos, vicios, virtudes?
Si creemos en una estructura y nos dejamos definir por ella, la obedecemos ¿no estamos obligándonos a actuar de una manera determinada?
¿No estamos rechazando, negándonos la oportunidad de explorar en otro lado de la vida para el que nosotros mismos no nos vemos capaces?
Seguimos buscando patrones, el hombre, ese gran descubridor de coincidencias.
Nos sigue moviendo el miedo, porque es eso lo que hay detrás. Miedo a perder el control sobre la vida, nuestros actos, nuestro futuro.
Mis experiencias, estados de ánimo, emociones, recuerdos, mi futuro, el pasado.
¿Realmente fue una experiencia que me marcó? ¿La más importante de mi vida?¿Por qué siempre hacemos frases de este tipo limitando la realidad?
En un instante, con una simple frase dicha en voz alta, has despreciado miles de experiencias. Ni siquiera les has dado opción, has pulsado "delete" en tu cerebro y han desaparecido por el centrifugador agujero negro del olvido.
Encasillo mis experiencias, mis formas de comportarme.
Ayer leí sobre los puntos lunares:
Hay una teoría en Kundalini Yoga que habla de que la mujer tiene en su cuerpo distribuídos diferentes puntos lunares, hasta 11.
Cada uno de ellos está asociado a un comportamiento, rasgo de carácter, emoción.
Cada dos días y medio este centro se mueve hacia el siguiente.
Y observo que últimamente me he comportado como una desequilibrada (para la balsa impasible que suelo ser) montada en un tiovivo de emociones, en plan sensiblero y melodramático, una montaña rusa, no de subidas bruscas pero sí de bajadas jodidas, llenas de desesperanza y ansiedad. Me siento a punto de estallar, sensible, trágica... Un papel de drama queen al que no estoy acostumbrada y que no me gusta nada.
El lunes por ejemplo estuve desesperanzada "on the melancholly hill", hoy hablando por los codos y bastante decidida. ¿¿Mañana??
Se supone que estaré dos días en esta actitud y de ahí mutaré a otra. Y, sin tener en cuenta que todas estas cosas me gusta observarlas, creo que es muy posible que haya algo muy cierto en todo ello.
Al final se trata de observarte durante un par de meses y ver en qué punto estás.
Así que pensé en observarme durante unos meses para ver si coincidía, si era cierto. Pero al mismo tiempo me dije: ¿no terminarñia condicionándome? ¿no pondrías límites a cómo experimento mi realidad? ¿No haría que me viera un día más romántica de lo que estoy y me empujaría a actuar de una manera "obligada"?
Como cuando lees las características de tu horóscopo, y empiezas a considerarte más fantasiosa de lo que eres, a incidir en la fantasía, a dejarte caer en ella. A justificarla. A ser más fantasioso que los demás, ¡pero con motivos!
¿Eres fantasioso con respecto a quién? ¿Qué media?
Y otro día empiezas a estudiar sobre el ayúrveda y que si eras vatta, pitta o kapha, y comienzas a encuadrarte dentro de las distintas características, o la temperatura de tus órganos y qué debes cambiar en tu dieta, o el tarot, o según esta u otra doctrina te vas limitando, adivinando tus cambios de carácter, cómo vas a reaccionar, qué te va a pasar, qué te conviene hacer, comer, adónde ir, vivir, clima, temperatura, tipo de personas, relaciones, actividades.
Y empiezas a somatizar sensaciones, a cambiar de hábitos.
Siempre buscando un marco.
Siempre buscando definirte.
¿No estaremos cerrándonos puertas, perdiendo oportunidades de escapar de ciertos ciclos, vicios, virtudes?
Si creemos en una estructura y nos dejamos definir por ella, la obedecemos ¿no estamos obligándonos a actuar de una manera determinada?
¿No estamos rechazando, negándonos la oportunidad de explorar en otro lado de la vida para el que nosotros mismos no nos vemos capaces?
Seguimos buscando patrones, el hombre, ese gran descubridor de coincidencias.
Nos sigue moviendo el miedo, porque es eso lo que hay detrás. Miedo a perder el control sobre la vida, nuestros actos, nuestro futuro.
Jaculatorias y arengas
No puedes cambiar el ritmo de las cosas pero sí la manera como te enfrentas a ellas. Yogui Bhajan.
Porque sigo enfadada, sintiéndome la más desgraciada del planeta sabiendo que no tengo motivos pero dejándome llevar en el bucle de la queja, el mal humor, agobio, odio en estado puro e indiscriminado...
Ser el vivo ejemplo de una amargada.
AMARGADA
Con todas las letras.
Y en vez de disfrutar lo que tengo y se me ofrece, sólo pienso en joder y sigo encasquetada en una actitud rabiosa.
No puedo ir, qué se le va a hacer, Ni siquiera voy a intentarlo, y mucho bombo y platillo le he dado ya.
Era una de las cosas que más me apetecía, sí ( ¿tal vez porque era muy difícil? ¿porque sabía que no podría hacerlo?)
Ahora, puedo cabrearme y estar frustrada rumiando constantemente mi cabreo o puedo:
No tomarme nada de forma personal (ni siquiera las cosas que van dirigidas a ti). La ira es sólo una ola de emoción. No hay necesidad de padecerla y dejar que se convierta en tu forma de ser. Puede pasar rápido sin que dañe a nadie por el camino.
(Lema del mes)
¡Menudo reto!
Sí, era algo que me apetecía infinito, y sí, no todo en esa vida sale.
Y ¿qué opción te queda? ¿hacer un mundo de esta contrariedad? ¿Darle toooda la importancia y crear un megadrama? ¿Estar constantemente pensando y sintiéndote desgraciada por una chorrada?
Si tenías ganas te aguantas y sigue a lo tuyo.
No queda otra, vas a tener que seguir, pero procura hacerlo contenta, olvídate de este tema y pasa de vivir la frustración.
Aprender a reaccionar ante situaciones desafiantes. Toda situación nueva es el siguiente reto que te ayuda a mejorar tu conocimiento. ¿Cómo sabes que esta situación en la que estás no es la que necesitabas para avanzar? Agradece al universo las oportunidades que te da para conocer.
Y no tengo que engancharme a planes, resultados o metas. Fluye, confía en la sincronización. El universo siempre da.
¡Elimina! haz un plan para deshacerte de todo aquello que no te hace más fuerte. Piensa en tu trabajo, en tus relaciones y en tu dieta. Si no te hace más fuerte, te está haciendo más débil. No te rodees de negatividad porque te está empequeñeciendo.
(Todas las anteriores citas son de SBP)
IT IS NOT VERY HELPFUL
TO LOOK ON DIFFICULT SITUATIONS
AND DIFFICULT PEOPLE AS IMPEDIMENTS.
WE CAN LOOK ON THEM AS OPPOTUNITIES,
OUR GREAT HELPERS.
EVERYBODY AS DIFFICULTIES IN LIFE;
NOBODY CAN MANAGE TO GET AROUND
THIS VALUABLE TRAINING PERIOD.
IT IS LARGELY WHEN WE ARE NOT ABLE
TO VIEW DIFFICULTIES AS OPPORTUNITIES FOR GROWTH
THAT THEY BECOME INSUFFERABLE
WTHOUT SERIOUS OBSTACLES,
VERY FEW OF US
WOULD EVER GROW UP.
Porque sigo enfadada, sintiéndome la más desgraciada del planeta sabiendo que no tengo motivos pero dejándome llevar en el bucle de la queja, el mal humor, agobio, odio en estado puro e indiscriminado...
Ser el vivo ejemplo de una amargada.
AMARGADA
Con todas las letras.
Y en vez de disfrutar lo que tengo y se me ofrece, sólo pienso en joder y sigo encasquetada en una actitud rabiosa.
No puedo ir, qué se le va a hacer, Ni siquiera voy a intentarlo, y mucho bombo y platillo le he dado ya.
Era una de las cosas que más me apetecía, sí ( ¿tal vez porque era muy difícil? ¿porque sabía que no podría hacerlo?)
Ahora, puedo cabrearme y estar frustrada rumiando constantemente mi cabreo o puedo:
No tomarme nada de forma personal (ni siquiera las cosas que van dirigidas a ti). La ira es sólo una ola de emoción. No hay necesidad de padecerla y dejar que se convierta en tu forma de ser. Puede pasar rápido sin que dañe a nadie por el camino.
(Lema del mes)
¡Menudo reto!
Sí, era algo que me apetecía infinito, y sí, no todo en esa vida sale.
Y ¿qué opción te queda? ¿hacer un mundo de esta contrariedad? ¿Darle toooda la importancia y crear un megadrama? ¿Estar constantemente pensando y sintiéndote desgraciada por una chorrada?
Si tenías ganas te aguantas y sigue a lo tuyo.
No queda otra, vas a tener que seguir, pero procura hacerlo contenta, olvídate de este tema y pasa de vivir la frustración.
Aprender a reaccionar ante situaciones desafiantes. Toda situación nueva es el siguiente reto que te ayuda a mejorar tu conocimiento. ¿Cómo sabes que esta situación en la que estás no es la que necesitabas para avanzar? Agradece al universo las oportunidades que te da para conocer.
Y no tengo que engancharme a planes, resultados o metas. Fluye, confía en la sincronización. El universo siempre da.
¡Elimina! haz un plan para deshacerte de todo aquello que no te hace más fuerte. Piensa en tu trabajo, en tus relaciones y en tu dieta. Si no te hace más fuerte, te está haciendo más débil. No te rodees de negatividad porque te está empequeñeciendo.
(Todas las anteriores citas son de SBP)
IT IS NOT VERY HELPFUL
TO LOOK ON DIFFICULT SITUATIONS
AND DIFFICULT PEOPLE AS IMPEDIMENTS.
WE CAN LOOK ON THEM AS OPPOTUNITIES,
OUR GREAT HELPERS.
EVERYBODY AS DIFFICULTIES IN LIFE;
NOBODY CAN MANAGE TO GET AROUND
THIS VALUABLE TRAINING PERIOD.
IT IS LARGELY WHEN WE ARE NOT ABLE
TO VIEW DIFFICULTIES AS OPPORTUNITIES FOR GROWTH
THAT THEY BECOME INSUFFERABLE
WTHOUT SERIOUS OBSTACLES,
VERY FEW OF US
WOULD EVER GROW UP.