AGOSTO 2017
Edito
...si bien resultaba terrible salir de aquella existencia submarina y fantástica, y emerger en un violento ambiente de luces y ruidos. El mundo era de una claridad aguda y discordante: por todas partes había verde, savia, sudor, plantas que se abrían camino entre las grietas de las losas de las aceras; losas blancas, veteadas, levantadas y combadas (...) Había tensión en el aire; seguramente iba a llover. En las fachadas blancas resplandecían los geranios, de un rojo fiero y amenazador.
A veces, cuando ha habido un accidente y no podemos comprender una realidad demasiado repentina y extraña, lo surreal se apodera de la situación. La acción reduce su marcha y adopta un ritmo onírico, imagen por imagen; un ademán, una frase, pueden durar una eternidad. Las cosas pequeñas -un grillo instalado en un tallo, la nervadura de una hoja- se magnifican y resaltan del fondo con una claridad dolorosa. Y eso fue lo que pasó entonces, mientras caminábamos por el prado hacia la casa. Era un cuadro demasiado real para ser cierto: cada guijarro, cada brizna de hierba nítidamente dibujado, el cielo tan azul que me dolían los ojos si lo miraba (...) Durante la inquietante quietud que dominaba entre nuestros pasos sin eco, yo oía mi pulso, rápido y leve.
El secreto. Donna Tartt
A veces, cuando ha habido un accidente y no podemos comprender una realidad demasiado repentina y extraña, lo surreal se apodera de la situación. La acción reduce su marcha y adopta un ritmo onírico, imagen por imagen; un ademán, una frase, pueden durar una eternidad. Las cosas pequeñas -un grillo instalado en un tallo, la nervadura de una hoja- se magnifican y resaltan del fondo con una claridad dolorosa. Y eso fue lo que pasó entonces, mientras caminábamos por el prado hacia la casa. Era un cuadro demasiado real para ser cierto: cada guijarro, cada brizna de hierba nítidamente dibujado, el cielo tan azul que me dolían los ojos si lo miraba (...) Durante la inquietante quietud que dominaba entre nuestros pasos sin eco, yo oía mi pulso, rápido y leve.
El secreto. Donna Tartt
No volver a ser esclava, nunca más. Ya no es que alguien te impida hacer algo en concreto. Es que cada cosa que haces está sepultada bajo un peso que no te deja respirar que le quita brillo a tu vida. Saber que has hecho algo, mantener un secreto. Rendir cuentas... Algo que por nada del mundo revelarás y que enturbia la mirada y la entristece. Un peso infinito sobre los párpados, la mirada apocada. Sólo un poso profundo de algo que parece ¿inquietud? ¿tristeza?
Un secreto es un ancla. Un secreto no es simplemente algo que escondas. Es una carga que transforma tu fisionomía, que muta tu carácter. Resta espontaneidad y hace que se instale el miedo. El miedo como una sensación paralizante, movimientos medidos, ninguna expansión, tampoco en las sonrisas como si no tuvieras derecho, como si se te fuera a castigar por ello. Como si fuera a salir caro. Con un infinito efecto boomerang.
Una libra colgando del centro del esternón, tirando pa´bajo.
Elimina la ligereza de cada aspecto de tu vida.
El secreto como ancla. Algo que dejas caer en la zona más profunda del cerebro, del alma, y vas construyendo sobre él. Alguna mentira, esquivando preguntas, evitando personas, situaciones...
Me ha inspirado estas obras de Damien Hirst, merecuerdan a los restos de un naufragio. Tesoros carcomidos, restos de civilizaciones. Como nuestras ideas y pensamientos.
Con tanto brillo en sus primeros instantes de vida. Con todo el esplendor que le confieren nuestra imaginación, proyecciones y deseos. Para poco a poco ir convirtiéndose en restos sepultados en el fondo de la conciencia, llenos de conchas, pulidos por el paso del tiempo y el vaivén marino de nuestros pensamientos diarios. Los hechos que van haciendo que otra realidad sea presente y la espléndida vaya quedando olvidada.
Leo en una revista que agosto es el mes del año en el que se gestan mayor número de separaciones y divorcios. Cuando chocan dos islas habituadas a la distancia y obligadas durante unos días a compartir objetivos, gustos, bromas, vicisitudes, planes que no salen bien.
Cómo dos placas tectónicas que chocan, los efectos son devastadores. Surge lava, tiembla la tierra, te asfixias entre infinitas olas.
Al cabo de unos días comienzan a salir los restos del naufragio. Esculturas ocres, recuerdos y perspectivas, objetivos e ilusiones que tuvimos que ir enterrando, tirando por la popa para salvar la nave.
Los sueños personales, los conjuntos.
Objetivos de la vida.
Líneas que no se deben pasar.
Líneas que se cruzan constantemente, disimuladamente primero, flagrantemente después.
Falta de vigilancia en el poste fronterizo.
Tormentas, fuertes marejadas que arrastran y traen a la superficie todos aquellos restos, de antiguas batallas.
Agosto va de secretos y naufragios. Uno a menudo conduce a lo otro.
¿Qué esconde nuestro subcosciente? ¿Qué hemos intentado enterrar? ¿Qué ocultamos desde hace tanto tiempo que hasta nuestro carácter ha sufrido ciertos cambios como sacando callo?
recuerdo que Oscar Wilde decía que todos tenemos secretos profundos, cada persona, no hay nadie totalmente inocente.
Secretos que no nos atreveremos a desvelar jamás...
Solamente cuando...
"Solo se aprende a sacar partido de las palabras
para lo que uno ya no tiene que decir, o en la forma
en que uno ya no está dispuesto a decirlo".
East Coker
Un secreto es un ancla. Un secreto no es simplemente algo que escondas. Es una carga que transforma tu fisionomía, que muta tu carácter. Resta espontaneidad y hace que se instale el miedo. El miedo como una sensación paralizante, movimientos medidos, ninguna expansión, tampoco en las sonrisas como si no tuvieras derecho, como si se te fuera a castigar por ello. Como si fuera a salir caro. Con un infinito efecto boomerang.
Una libra colgando del centro del esternón, tirando pa´bajo.
Elimina la ligereza de cada aspecto de tu vida.
El secreto como ancla. Algo que dejas caer en la zona más profunda del cerebro, del alma, y vas construyendo sobre él. Alguna mentira, esquivando preguntas, evitando personas, situaciones...
Me ha inspirado estas obras de Damien Hirst, merecuerdan a los restos de un naufragio. Tesoros carcomidos, restos de civilizaciones. Como nuestras ideas y pensamientos.
Con tanto brillo en sus primeros instantes de vida. Con todo el esplendor que le confieren nuestra imaginación, proyecciones y deseos. Para poco a poco ir convirtiéndose en restos sepultados en el fondo de la conciencia, llenos de conchas, pulidos por el paso del tiempo y el vaivén marino de nuestros pensamientos diarios. Los hechos que van haciendo que otra realidad sea presente y la espléndida vaya quedando olvidada.
Leo en una revista que agosto es el mes del año en el que se gestan mayor número de separaciones y divorcios. Cuando chocan dos islas habituadas a la distancia y obligadas durante unos días a compartir objetivos, gustos, bromas, vicisitudes, planes que no salen bien.
Cómo dos placas tectónicas que chocan, los efectos son devastadores. Surge lava, tiembla la tierra, te asfixias entre infinitas olas.
Al cabo de unos días comienzan a salir los restos del naufragio. Esculturas ocres, recuerdos y perspectivas, objetivos e ilusiones que tuvimos que ir enterrando, tirando por la popa para salvar la nave.
Los sueños personales, los conjuntos.
Objetivos de la vida.
Líneas que no se deben pasar.
Líneas que se cruzan constantemente, disimuladamente primero, flagrantemente después.
Falta de vigilancia en el poste fronterizo.
Tormentas, fuertes marejadas que arrastran y traen a la superficie todos aquellos restos, de antiguas batallas.
Agosto va de secretos y naufragios. Uno a menudo conduce a lo otro.
¿Qué esconde nuestro subcosciente? ¿Qué hemos intentado enterrar? ¿Qué ocultamos desde hace tanto tiempo que hasta nuestro carácter ha sufrido ciertos cambios como sacando callo?
recuerdo que Oscar Wilde decía que todos tenemos secretos profundos, cada persona, no hay nadie totalmente inocente.
Secretos que no nos atreveremos a desvelar jamás...
Solamente cuando...
"Solo se aprende a sacar partido de las palabras
para lo que uno ya no tiene que decir, o en la forma
en que uno ya no está dispuesto a decirlo".
East Coker
Y la nave en la que estaba tranquilamente asentada estos días, resulta que también se va a pique. Tras tiempo achicando agua, no hay nada que me sorprenda menos.
¿Tengo miedo? No, estoy junto a una torre. Creo que si esto pasa es porque lo necesito para evolucionar, soy incapaz de tirar para adelante sin el espoleo de las circunstancias, de las olas. Me estanco, quedo varada.
Se hunde, sí. Puede que tarde más o menos pero el resultado está muy claro. Claro que aparecen dudas y temores, pero...hasta cierto punto, he estado navegando y llevando un timón que podré aplicar en otra nave. Y unos conocimientos y un cultivo interior que estarán aquí bajo cualquier circunstancia. Eso no hay quien me lo arrebate.
Me quedo con las palabras de Pema Chodron:
Nothing ever goes away until it has taught us what we need to know. Nothing ever really attacks us except our own confusion.
Dejemos que el mar de la confusión se calme, sigamos surcando el mar hacia nuevas orillas.
Con plena confianza.
¿Tengo miedo? No, estoy junto a una torre. Creo que si esto pasa es porque lo necesito para evolucionar, soy incapaz de tirar para adelante sin el espoleo de las circunstancias, de las olas. Me estanco, quedo varada.
Se hunde, sí. Puede que tarde más o menos pero el resultado está muy claro. Claro que aparecen dudas y temores, pero...hasta cierto punto, he estado navegando y llevando un timón que podré aplicar en otra nave. Y unos conocimientos y un cultivo interior que estarán aquí bajo cualquier circunstancia. Eso no hay quien me lo arrebate.
Me quedo con las palabras de Pema Chodron:
Nothing ever goes away until it has taught us what we need to know. Nothing ever really attacks us except our own confusion.
Dejemos que el mar de la confusión se calme, sigamos surcando el mar hacia nuevas orillas.
Con plena confianza.