ABRIL 2017
Hilos
RES...
Hay momentos de gran frustración, de angustia, de inconformismo, de incredulidad y rechazo. De amargura y RESENTIMIENTO.
Pero luego también hay momentos de claridad meridiana. En los que ves que todo es así, ocurre de esta manera, han pasado estas cosas y son perfectas, como piezas de un puzzle que de repente encaja. Que ha ocurrido así porque era necesario, no es horrible ni negativo, ni mala suerte. Eso es una manera de denominar, de clasificar las cosas, de darles una tonalidad. Si utilizas tu dristhi y te fundes con lo que observas, si no hay dualidad y simplemente vives este momento, este instante tal y como es, sin juzgarlo, solamente diluyéndote en él, no hay espacio para dudas ni inútiles reproches, para lamentos; sólo sacas el máximo partido, La luz del instante con plena aceptación.
¿Es resignación? Y un pellizco me aprieta y una voz llegada de no sé bien dónde me susurra que todo este speech está muy bien porque no es directamente mi vida.
Y la sensación de que todo puede dar un vuelco, se pueda presentar ante mí su cara oscura.
Me siento frívola. Que el tema en realidad no me toca.
Una egoísta banalizando, comprendiendo y aceptando en carne ajena.
Pero claro que me toca, aunque puedo desprenderme y tomar distancia, me resulta fácil porque no va directamente contra mí. No tengo que tomar cartas en el asunto.
¿Es cierto? Y la sensación de que no lo sabré hasta que no me ocurra.
Y la sensación de que nadie puede pasar demasiado tiempo en los infiernos. Todos buscamos una salida acorde con nuestras posibilidades, acorde con esta mirada o dristhi que hayamos desarrollado. Hay otro lado hacia el que volver la mirada, otros ajustes del corazón, expectativas que suben y bajan.
¿Conformismo? Podemos buscar expresiones peyorativas.
También lo podemos llamar adaptación, supervivencia, RESILIENCIA.
Los acontecimientos de nuestras vidas suceden como una secuencia en el tiempo, pero en la significación que adquieren para nosotros mismos encuentran su propio orden, el hilo continuo de la revelación.
Eudora Welty
Pero luego también hay momentos de claridad meridiana. En los que ves que todo es así, ocurre de esta manera, han pasado estas cosas y son perfectas, como piezas de un puzzle que de repente encaja. Que ha ocurrido así porque era necesario, no es horrible ni negativo, ni mala suerte. Eso es una manera de denominar, de clasificar las cosas, de darles una tonalidad. Si utilizas tu dristhi y te fundes con lo que observas, si no hay dualidad y simplemente vives este momento, este instante tal y como es, sin juzgarlo, solamente diluyéndote en él, no hay espacio para dudas ni inútiles reproches, para lamentos; sólo sacas el máximo partido, La luz del instante con plena aceptación.
¿Es resignación? Y un pellizco me aprieta y una voz llegada de no sé bien dónde me susurra que todo este speech está muy bien porque no es directamente mi vida.
Y la sensación de que todo puede dar un vuelco, se pueda presentar ante mí su cara oscura.
Me siento frívola. Que el tema en realidad no me toca.
Una egoísta banalizando, comprendiendo y aceptando en carne ajena.
Pero claro que me toca, aunque puedo desprenderme y tomar distancia, me resulta fácil porque no va directamente contra mí. No tengo que tomar cartas en el asunto.
¿Es cierto? Y la sensación de que no lo sabré hasta que no me ocurra.
Y la sensación de que nadie puede pasar demasiado tiempo en los infiernos. Todos buscamos una salida acorde con nuestras posibilidades, acorde con esta mirada o dristhi que hayamos desarrollado. Hay otro lado hacia el que volver la mirada, otros ajustes del corazón, expectativas que suben y bajan.
¿Conformismo? Podemos buscar expresiones peyorativas.
También lo podemos llamar adaptación, supervivencia, RESILIENCIA.
Los acontecimientos de nuestras vidas suceden como una secuencia en el tiempo, pero en la significación que adquieren para nosotros mismos encuentran su propio orden, el hilo continuo de la revelación.
Eudora Welty
Get Funky
Esta canción.
Cada vez que la oigo cambia inmediatamente la frecuencia mental. Porque no se trata de estado de ánimo, sino que me transforma y me traslada a unos escenarios muy concretos.
Escenarios. Pistas de baile.
Tengo un instante grabado en esta melodía. Hace dos o tres años. Y cada vez que oigo la canción el mismo estado de ánimo, cada movimiento y sensaciones de aquellos minutos se repiten en mis gestos, emociones, vibración interna. Y también una actitud, una resolución.
No puede explicarlo con palabras, cuando lo intento, limitan una experiencia que no está al alcance de ellas.
Cerca del día de mi cumpleaños, volviendo de la peluquería, conduciendo, por la tarde, últimos rayos de sol se reflejaban en el salpicadero, en mi cara.
Me sentí simplemente contenta, con un puntito de euforia e inquietud, plenamente feliz, llena de ritmo, inmersa en el flow...
Sin poder dejar de moverme.
Una mezcla muy concreta de sensaciones que se combinan y emergen cada vez que la oigo.
No la descargo ni la oigo a propósito, cuido de que mantenga su magia, que me sorprenda las rarísimas ocasiones en las que enciendo la radio y alguna emisora la pone.
Porque la magia ocurre, pero siempre surge porque ponemos trampas.
Y un día, sin saber porqué, la magia ha desaparecido.
Cada vez que la oigo cambia inmediatamente la frecuencia mental. Porque no se trata de estado de ánimo, sino que me transforma y me traslada a unos escenarios muy concretos.
Escenarios. Pistas de baile.
Tengo un instante grabado en esta melodía. Hace dos o tres años. Y cada vez que oigo la canción el mismo estado de ánimo, cada movimiento y sensaciones de aquellos minutos se repiten en mis gestos, emociones, vibración interna. Y también una actitud, una resolución.
No puede explicarlo con palabras, cuando lo intento, limitan una experiencia que no está al alcance de ellas.
Cerca del día de mi cumpleaños, volviendo de la peluquería, conduciendo, por la tarde, últimos rayos de sol se reflejaban en el salpicadero, en mi cara.
Me sentí simplemente contenta, con un puntito de euforia e inquietud, plenamente feliz, llena de ritmo, inmersa en el flow...
Sin poder dejar de moverme.
Una mezcla muy concreta de sensaciones que se combinan y emergen cada vez que la oigo.
No la descargo ni la oigo a propósito, cuido de que mantenga su magia, que me sorprenda las rarísimas ocasiones en las que enciendo la radio y alguna emisora la pone.
Porque la magia ocurre, pero siempre surge porque ponemos trampas.
Y un día, sin saber porqué, la magia ha desaparecido.
Y otra...
Ya no es sólo que me revuelven físicamente otra vez todos los pensamientos, las sensaciones de entonces: rabia, impotencia, vacío, dolor, pérdida, Todos los matices que acompañan a aquella situación. Frescos y como si no hubiera pasado el tiempo. Entonces, hago como me han enseñado y respiro en ellos, ampliando mi espacio cada vez más, despacio, dejando que vayan diluyéndose. Con tiempo, con tiempo. Sigue inhalando, despacio, sigues respirando, es como dar a luz, tienes que dejar que algo grande salga por un canal muy estrecho y te revuelve todo el cuerpo: la química cerebral y corporal desatada.
¿No hemos avanzado nada?
Ya lo creo que sí, hemos avanzado, y mucho.
Por eso vuelven justo en este momento a aparecer todas aquellas emociones. Y vuelvo a imaginar situaciones de un futuro, mi mente vuela. Y veo que sigo en el punto cero.
Sé que si me paro un instante a poner 100 gramos de sesada en el asunto, todas estas emociones pierden su fuerza. Veo el camino, porque todo ha sido como es y qué afortunada soy de que haya sido así.
Y por otro lado, me pregunto si no habría encontrado en esas circunstancias también este camino. No importan los hechos alrededor, importan la senda. Entonces veo que necesito más sesos, pongamos medio kilo.
Y que no hay nada que plantearse, todo ha sido así por un motivo.
Y que esto viene ahora, igual que los recuerdos y ansiedades con esa ciudad, por un motivo. O dos motivos.
El romántico es que hay un hilo invisible que nos mantiene unidos.
El lógico es que aquella época turbulenta surcó varias marcas y cicatrices que no voy a dejar tan fácilmente atrás. Y que persona y ubicación van unidos. Tal vez más de lo que yo quiera creer.
Pero... he tenido más épocas turbulentas en la vida, ésa es la verdad, y ninguna me remueve como ésta.
Hay heridas que no sanan nunca. Es como el miembro amputado, seguimos sintiendo que está ahí, Nos genera dolores profundos.
Hay conexiones corporales, cerebrales.
Hay otras conexiones. Las hay. Tiene que haberlas.
Pero no hay respuestas: simplemente respira, respira. Sigue respirando.
Que decida otro.
Soy incapaz de ver con claridad, eso por lo menos lo tengo claro.
Es de esas relaciones amor-odio que no sé si quiero que siga o enterrar completamente.
No puedo decidir. Prefiero que alguien lo haga por mí.
Y a día de hoy no sé lo que me empujó en aquella dirección. No sé si fue un motivo sublime o el más simple y obvio.
Si fue una señal del destino o un capricho por diferenciarme, o si me atrajo el aura de misterio, sectaria...
Lo que sí ha sido es un primer paso hacia donde me encuentro ahora. A los hechos me remito, y tienen que ser hechos porque soy incapaz de ver más allá de ellos.
Si me preguntas si quiero que siga, sinceremente sí. Pero cuando no funciona...sinceramente lo odio.
Es de esas relaciones amor-odio que no sé si quiero que siga o enterrar completamente.
No puedo decidir. Prefiero que alguien lo haga por mí.
Y a día de hoy no sé lo que me empujó en aquella dirección. No sé si fue un motivo sublime o el más simple y obvio.
Si fue una señal del destino o un capricho por diferenciarme, o si me atrajo el aura de misterio, sectaria...
Lo que sí ha sido es un primer paso hacia donde me encuentro ahora. A los hechos me remito, y tienen que ser hechos porque soy incapaz de ver más allá de ellos.
Si me preguntas si quiero que siga, sinceremente sí. Pero cuando no funciona...sinceramente lo odio.