AGOSTO 2015
Edito
El mes de las inhalaciones bruscas. De la falta de aire. De los cortes de respiración. De los jadeos.
Y no me refiero a las causadas por experiencias trepidantes. Que oye, puede que también.
Pero este mes la respiración se interrumpe constantemente:
Inhala fuerte al sentir el agua helada cayendo en tu achicharrado cuerpo bajo la ducha. Exhala asfixiada dentro del coche aparcado al sol, en las hirvientes calles de las 3 de la tarde. Inhala y retén cuando entres en la piscina de un salto y jadea hasta que tu cuerpo se habitúe a la baja temperatura. Exhala resignada con la nariz pegada a la almohada buscando que te roce el ligero soplo de aire nocturno, ese aire tan caliente que al inhalar profundo te quema los orificios nasales, como en una sauna. Exhala de nuevo el aire calentorro apelotonado en la sábana que casi te abrasa los labios y no te deja respirar. Respiración superficial. Profundos suspiros.
Nuestra respiración se altera porque una reacción bioquímica en el cuerpo demanda más oxígeno. Si una situación, recuerdo, visión o frase nos perturba o agita, algo en nuestro interior se contrae, como una malla tupida muy tirante que al soportar un pequeño peso en un punto de su superficie, se encogiera tensando aún más el resto de la estructura.
Wilhelm Reich habló de la relación entre personalidad, emociones y estructura corporal; las durezas, nudos y tensiones de nuestros músculos que dan lugar a posturas, tics y gestos que quedan integrados en nuestro cuerpo para siempre. Una persona tímida o depresiva suele echar los hombros hacia delante, encorvarse en un intento de refugio, de proteger su frágil corazón. Los músculos maseteros, la mandíbula está relacionada con la agresividad, el ataque.
Un cuerpo cincelado a base de respiraciones.
Decía BKS Iyengar que la mente es la reina de los sentidos y la respiración es la dueña de la mente. Y tras esto, se marcó una inhalación de casi un minuto y luego una exhalación de otro tanto. Y no un hilito de aire, no, un chorro profundo y abisal: https://www.youtube.com/watch?v=fcPjvp4La8A
La respiración como llave para controlar la mente. Si respiras despacio, la mente automáticamente se relaja. Si respiras despacio y te sientas en una postura correcta que facilite la conexión con los centros superiores, que diría Jeanne de Salzman (en Lecturas de este mes). Encuentras la calma en una respiración sonora hacia el fondo de la garganta que recuerda el vaivén de las olas, ese otro respirar, el del mar.
Conectado con el respirar de la naturaleza, los árboles, todas las hojas, flores y hierbas. Lo puedes oír parándote un instante, en silencio, en medio de un bosque. Un rumor, seguido de un estremecimiento ondulante que vuelve el césped terciopelo, las copas de los árboles iridiscentes, chispeantes.
Ese sonido, el mar, tu respiración. Todo está conectado. Todo lleva un mismo ritmo. Expansión, contracción.
La respiración como conexión, como taladro que orada lentamente hacia las profundidades de tu subconsciente. Profundidades desconocidas, inexploradas, inquietantes como las del fondo del océano.
Este mes está dedicado a la respiración. A la falta de ella. Este movimiento automático del diafragma que no valoramos, no apreciamos hasta que nos falta.
Es un mes en el que respirar se vuelve ardiente, difícil, insuficiente.
Un mes con imágenes abisales. Bien profundo, allí donde jamás podremos adentrarnos, allí donde nunca podremos ir a echar una bocanada porque la presión haría estallar nuestros pulmones muchos metros antes de siquiera tocar fondo.
Imposible ver nada, más oscuro que noche cerrada.
El sonido de nuestras inspiraciones profundas nos recuerdan a este mar insondable, lleno de seres desconocidos como el material de nuestro subconsciente. Ahí bien hondo, donde quiere llegar nuestra inspiración.
Inhala, exhala, explora.
Inhala, exhala, observa.
Tras unos segundos de plena consciencia en tu respiración y un aparente vacío mental, la desconcertada y sorprendida mente, empieza a desplegar su tremenda amalgama de pensamientos, recuerdos, anhelos, (sobre todo anhelos), planes, vivencias, problemas, rabia... Y de vez en cuando, el silencio, en breves instantes gloriosos que sólo puedes disfrutar, pues si intentas apresarlo, éste huye como un zorro asustado.
Así que observa, mientras respiras lentamente, con el poderoso sonido del mar.
El movimiento del mar como un gran cuerpo líquido y elástico respirando, sintiendo, inquietante, enorme, abrumador. amenazante.
Profundidades abisales las del mar, las del más recóndito lugar de nuestros pulmones, las de nuestra mente vasta, insondable y desconocida. Seres terribles se esconden ahí dentro, bajo capas y capas de hechos ignorados, desoídos, bien tapados.
Y no me refiero a las causadas por experiencias trepidantes. Que oye, puede que también.
Pero este mes la respiración se interrumpe constantemente:
Inhala fuerte al sentir el agua helada cayendo en tu achicharrado cuerpo bajo la ducha. Exhala asfixiada dentro del coche aparcado al sol, en las hirvientes calles de las 3 de la tarde. Inhala y retén cuando entres en la piscina de un salto y jadea hasta que tu cuerpo se habitúe a la baja temperatura. Exhala resignada con la nariz pegada a la almohada buscando que te roce el ligero soplo de aire nocturno, ese aire tan caliente que al inhalar profundo te quema los orificios nasales, como en una sauna. Exhala de nuevo el aire calentorro apelotonado en la sábana que casi te abrasa los labios y no te deja respirar. Respiración superficial. Profundos suspiros.
Nuestra respiración se altera porque una reacción bioquímica en el cuerpo demanda más oxígeno. Si una situación, recuerdo, visión o frase nos perturba o agita, algo en nuestro interior se contrae, como una malla tupida muy tirante que al soportar un pequeño peso en un punto de su superficie, se encogiera tensando aún más el resto de la estructura.
Wilhelm Reich habló de la relación entre personalidad, emociones y estructura corporal; las durezas, nudos y tensiones de nuestros músculos que dan lugar a posturas, tics y gestos que quedan integrados en nuestro cuerpo para siempre. Una persona tímida o depresiva suele echar los hombros hacia delante, encorvarse en un intento de refugio, de proteger su frágil corazón. Los músculos maseteros, la mandíbula está relacionada con la agresividad, el ataque.
Un cuerpo cincelado a base de respiraciones.
Decía BKS Iyengar que la mente es la reina de los sentidos y la respiración es la dueña de la mente. Y tras esto, se marcó una inhalación de casi un minuto y luego una exhalación de otro tanto. Y no un hilito de aire, no, un chorro profundo y abisal: https://www.youtube.com/watch?v=fcPjvp4La8A
La respiración como llave para controlar la mente. Si respiras despacio, la mente automáticamente se relaja. Si respiras despacio y te sientas en una postura correcta que facilite la conexión con los centros superiores, que diría Jeanne de Salzman (en Lecturas de este mes). Encuentras la calma en una respiración sonora hacia el fondo de la garganta que recuerda el vaivén de las olas, ese otro respirar, el del mar.
Conectado con el respirar de la naturaleza, los árboles, todas las hojas, flores y hierbas. Lo puedes oír parándote un instante, en silencio, en medio de un bosque. Un rumor, seguido de un estremecimiento ondulante que vuelve el césped terciopelo, las copas de los árboles iridiscentes, chispeantes.
Ese sonido, el mar, tu respiración. Todo está conectado. Todo lleva un mismo ritmo. Expansión, contracción.
La respiración como conexión, como taladro que orada lentamente hacia las profundidades de tu subconsciente. Profundidades desconocidas, inexploradas, inquietantes como las del fondo del océano.
Este mes está dedicado a la respiración. A la falta de ella. Este movimiento automático del diafragma que no valoramos, no apreciamos hasta que nos falta.
Es un mes en el que respirar se vuelve ardiente, difícil, insuficiente.
Un mes con imágenes abisales. Bien profundo, allí donde jamás podremos adentrarnos, allí donde nunca podremos ir a echar una bocanada porque la presión haría estallar nuestros pulmones muchos metros antes de siquiera tocar fondo.
Imposible ver nada, más oscuro que noche cerrada.
El sonido de nuestras inspiraciones profundas nos recuerdan a este mar insondable, lleno de seres desconocidos como el material de nuestro subconsciente. Ahí bien hondo, donde quiere llegar nuestra inspiración.
Inhala, exhala, explora.
Inhala, exhala, observa.
Tras unos segundos de plena consciencia en tu respiración y un aparente vacío mental, la desconcertada y sorprendida mente, empieza a desplegar su tremenda amalgama de pensamientos, recuerdos, anhelos, (sobre todo anhelos), planes, vivencias, problemas, rabia... Y de vez en cuando, el silencio, en breves instantes gloriosos que sólo puedes disfrutar, pues si intentas apresarlo, éste huye como un zorro asustado.
Así que observa, mientras respiras lentamente, con el poderoso sonido del mar.
El movimiento del mar como un gran cuerpo líquido y elástico respirando, sintiendo, inquietante, enorme, abrumador. amenazante.
Profundidades abisales las del mar, las del más recóndito lugar de nuestros pulmones, las de nuestra mente vasta, insondable y desconocida. Seres terribles se esconden ahí dentro, bajo capas y capas de hechos ignorados, desoídos, bien tapados.
...porque el reino de los humanos oculta, bajo el suelo del pequeño compartimiento relativamente claro que llamamos conciencia, insospechadas cuevas de Aladino. No hay en ellas solamente joyas, sino peligrosos genios: fuerzas psicológicas inconvenientes o reprimidas que no hemos pensado o que no nos hemos atrevido a integrar a nuestras vidas, y que pueden permanecer imperceptibles. Pero, por otra parte, una palabra casual, el olor de un paisaje, el sabor de una taza de té o la mirada de un ojo pueden tocar un resorte mágico y entonces empiezan a aparecer en la conciencia mensajeros peligrosos. Son peligrosos porque amenazan la estructura de seguridad que hemos construido para nosotros y nuestras familias. Pero también son diabólicamente fascinantes porque llevan las llaves que abren el reino entero de la aventura deseada y temida del descubrimiento del yo, la destrucción del mundo que nos hemos construido y en el que vivimos, y de nosotros con él; pero después una maravillosa reconstrucción de la vida humana, más limpia, más atrevida, más espaciosa y plena... ésa es la tentación, la promesa y el terror de esos perturbadores nocturnos del reino mitológico que llevamos dentro.
Las mil caras del héroe. Joseph Campbell
Red Rain, Peter Gabriel:
https://www.youtube.com/watch?v=FkLTwX0duY4
well i've seen them buried in a sheltered place in this town
they tell you that this rain can sting, and look down
there is no blood around see no sign of pain
hay ay ay no pain
seeing no red at all, see no rain
red rain is coming down
red rain
red rain is pouring down
pouring down all over me....