MAYO 2017
Edito
Es muy fácil ver las cosas restropectivamente. Pero entonces yo no veía otra cosa que mi felicidad, y no sé qué decir aparte de que la vida parecía mágica en aquella época: una sarta de símbolos, casualidades, premoniciones, augurios. Todo encajaba, no sé cómo; una Providencia benévola y sigilosa se estaba revelando gradualmente, y yo, tembloroso, sentía que estaba al borde de un fabuloso descubrimiento, como si una mañana, cualquier mañana, todo tuviera que cobrar sentido; mi futuro, mi pasado, toda mi vida; y yo tuviera que incorporarme en la cama, como el rayo, exclamando "¡Ohhh!".
El secreto. Donna Tartt
Necesitas reivindicar como propios los acontecimientos de tu vida para pertenecerte a ti mismo.
Anne-Wilson Schaeff
Símbolos, señales, marcas, rasgos.. Ideas que vuelan de aquí para allá mordiendo nuestros cerebros a su paso y dejando cicatrices más o menos profundas que terminarán picando y que querremos rascar hasta levantar la costra.
Y que de esa herida surjan otras nuevas rasgadas por nuestra intención, nuestro dedo.
El cerebro lleno de arañazos.
En mayo nos ponemos místicas y cogemos señales al vuelo, interpretamos, queremos entender, dar un sentido, al tiempo que seguimos flotando en la más profunda ignorancia maravillada.
Porque esto quiere decir aquello, pero ¿cómo lo acoplo en mi vida? ¿Tiene sentido?
Y con empeño y fe todo tendrá sentido, pero ¿es real?
Casualidades, clasificaciones, movimientos estelares, cambios del aire, horas clave, encuentros sospechosos, este momento y esta persona.
Suspicacias.
Recelos.
Y dos corrientes de pensamiento: los defensores de la causalidad y los de la casualidad.
Creer en el destino o en el azar.
Algo ya escrito o sin motivo ni razón.
Constantemente estamos dando un sentido a todo lo que hacemos, a nuestra huella en el mundo, y cuanto más días has cumplido, más señales te asaltan en todos lados.
También Unamuno encontró la fe en la vejez.
Empiezas a darte cuenta de que no eres inmortal, vas superando etapas que te parecían lejanas, inalcanzables, vulgares.
Y cumples punto por punto.
La perfecta y deslumbrante tarta de merengue y chantilly con sus capas bien diseñadas y perfiladas se empieza a derrumbar por un lado, a derretirse, la crema adquiere un aspecto "chof".
Empiezas a buscar que todo tenga sentido, un significado que se refleje en los miles de símbolos terrenales, humanos, y hacia más allá, reflejados en las estrellas, en el universo.
¿Qué es verdad? No importa, vuelvo a esta cita una y otra vez, lo único que realmente importa es lo que te digas a ti mismo.
En mayo nos refugiamos en símbolos, iconos y transparentes señales.
Marcas del destino, prestidigitadores, tahures, tarotistas, videntes, profetas, sibilinos, agures...
Todo por atrapar este espacio de realidad que nos ahoga.
Está en el aire, lo ves en el cielo, te golpea el corazón. Y sabes por un instante que es cierto, que algo está ahí detrás moviendo los hilos, aunque sólo puedas intuirlo por un instante.
Una red de energías, ¿o son fuerzas?, qué más da si no tenemos un término para nombrar aquello que no conocemos ni podemos percibir. Pero tenemos símbolos.
Fluimos en medio de esta malla de "energías", no hay malas ni buenas, esa concepción es tan humana, ahamkara...
Fuerzas sin más en las que nos disolvemos tocando o tirando de ciertos hilos que desencadenan una propulsión de ondas que se expanden hacia el infinito y que, como en una masa compacta de hilos entrecruzados, con el tiempo vuelve a tener un efecto sobre ti.
Como saltar sobre una cama elástica, caes en el centro de la red y esta acusa el golpe hundiéndose pero la tensión del entretejido se expande y contrae empujándote hacia arriba. Imagínalo a cámara lenta. Y cada bote es distinto pero siempre tiene una repercusión, una proyección en el aire.
El secreto. Donna Tartt
Necesitas reivindicar como propios los acontecimientos de tu vida para pertenecerte a ti mismo.
Anne-Wilson Schaeff
Símbolos, señales, marcas, rasgos.. Ideas que vuelan de aquí para allá mordiendo nuestros cerebros a su paso y dejando cicatrices más o menos profundas que terminarán picando y que querremos rascar hasta levantar la costra.
Y que de esa herida surjan otras nuevas rasgadas por nuestra intención, nuestro dedo.
El cerebro lleno de arañazos.
En mayo nos ponemos místicas y cogemos señales al vuelo, interpretamos, queremos entender, dar un sentido, al tiempo que seguimos flotando en la más profunda ignorancia maravillada.
Porque esto quiere decir aquello, pero ¿cómo lo acoplo en mi vida? ¿Tiene sentido?
Y con empeño y fe todo tendrá sentido, pero ¿es real?
Casualidades, clasificaciones, movimientos estelares, cambios del aire, horas clave, encuentros sospechosos, este momento y esta persona.
Suspicacias.
Recelos.
Y dos corrientes de pensamiento: los defensores de la causalidad y los de la casualidad.
Creer en el destino o en el azar.
Algo ya escrito o sin motivo ni razón.
Constantemente estamos dando un sentido a todo lo que hacemos, a nuestra huella en el mundo, y cuanto más días has cumplido, más señales te asaltan en todos lados.
También Unamuno encontró la fe en la vejez.
Empiezas a darte cuenta de que no eres inmortal, vas superando etapas que te parecían lejanas, inalcanzables, vulgares.
Y cumples punto por punto.
La perfecta y deslumbrante tarta de merengue y chantilly con sus capas bien diseñadas y perfiladas se empieza a derrumbar por un lado, a derretirse, la crema adquiere un aspecto "chof".
Empiezas a buscar que todo tenga sentido, un significado que se refleje en los miles de símbolos terrenales, humanos, y hacia más allá, reflejados en las estrellas, en el universo.
¿Qué es verdad? No importa, vuelvo a esta cita una y otra vez, lo único que realmente importa es lo que te digas a ti mismo.
En mayo nos refugiamos en símbolos, iconos y transparentes señales.
Marcas del destino, prestidigitadores, tahures, tarotistas, videntes, profetas, sibilinos, agures...
Todo por atrapar este espacio de realidad que nos ahoga.
Está en el aire, lo ves en el cielo, te golpea el corazón. Y sabes por un instante que es cierto, que algo está ahí detrás moviendo los hilos, aunque sólo puedas intuirlo por un instante.
Una red de energías, ¿o son fuerzas?, qué más da si no tenemos un término para nombrar aquello que no conocemos ni podemos percibir. Pero tenemos símbolos.
Fluimos en medio de esta malla de "energías", no hay malas ni buenas, esa concepción es tan humana, ahamkara...
Fuerzas sin más en las que nos disolvemos tocando o tirando de ciertos hilos que desencadenan una propulsión de ondas que se expanden hacia el infinito y que, como en una masa compacta de hilos entrecruzados, con el tiempo vuelve a tener un efecto sobre ti.
Como saltar sobre una cama elástica, caes en el centro de la red y esta acusa el golpe hundiéndose pero la tensión del entretejido se expande y contrae empujándote hacia arriba. Imagínalo a cámara lenta. Y cada bote es distinto pero siempre tiene una repercusión, una proyección en el aire.
De igual manera son nuestras acciones. Y no es que esté bien ni mal, simplemente genera distintos movimientos, energías. Sus efectos no tienen que ser visibles. Más temor ante los invisibles. Las tormentas, asfixias y torturas del interior. El terrible rasgueo de las costras del cerebro desquiciadamente, con la sangre seca entre las uñas, como en un tic nervioso que no puedes abandonar ni estando dormidos.
Y por supuesto buscamos el futuro, cuentos que nos hagan soñar, que nos muestren un camino, identificaciones, dibujos, etapas, fases, caminos, parábolas, ironías, cruces y moralejas.
De igual modo que puede haber pensamientos lógicos y claros que comprendan los fenómenos del mundo físico, en oposición a los pensamientos erróneos u oscuros, puede haber también imaginaciones vivas que comprendan algo de la vida, el alma y el espíritu del mundo. Estas imaginaciones deben distinguirse de las fantasías aleatorias y disparatadas que solo confunden y no explican ni señalan nada. El pensamiento lógico, discursivo, y la imaginación no son excluyentes; ambos explican diferentes aspectos de los mismos fenómenos.
Culture and Horticulture.
Wolf D. Storl
Y por supuesto buscamos el futuro, cuentos que nos hagan soñar, que nos muestren un camino, identificaciones, dibujos, etapas, fases, caminos, parábolas, ironías, cruces y moralejas.
De igual modo que puede haber pensamientos lógicos y claros que comprendan los fenómenos del mundo físico, en oposición a los pensamientos erróneos u oscuros, puede haber también imaginaciones vivas que comprendan algo de la vida, el alma y el espíritu del mundo. Estas imaginaciones deben distinguirse de las fantasías aleatorias y disparatadas que solo confunden y no explican ni señalan nada. El pensamiento lógico, discursivo, y la imaginación no son excluyentes; ambos explican diferentes aspectos de los mismos fenómenos.
Culture and Horticulture.
Wolf D. Storl