Septiembre 2014
Edito
¿Está estresado? ¿Está tan preocupado por el futuro que el presente se convierte en un mero medio para llegar hasta allí? El stress aparece por estar "aquí", pero querer estar "allí", o por estar en el presente, pero querer estar en el futuro. Pero esa situación, por más que afecte a casi todo el mundo, es una ruptura que nos desgarra internamente, una escisión muy dolorosa.
El poder del ahora, Eckhart Tolle
De repente me encuentro con una mordida de lengua más que necesaria. Resulta, y sin entrar en detalles banales, que me cuentan un problema y yo contesto con mi objetiva conclusión : "no es mala suerte, es probabilidad". A ver, si estás tentando al destino a diario haciendo una cosa que está mal, a escondidas....es muy probable que al final te pillen. Y no es mala suerte, es estadística. Demasiada suerte has tenido que al final se haya deshecho la farsa así y no en peores y más graves circunstancias.
Conforme daba esta consejo lleno de realismo, pragmatismo, buenas intenciones y pretendida claridad y consuelo, una vocecita en mi cabeza (la misma que me hace dudar de todo lo que digo viendo el punto de vista contrario en el mismo momento en que doy una opinión; esa que ve el pero, el punto flaco de todo, que se puede hacer así, o así, que esto es bueno, o no tanto, y que lo malo tal vez no lo sea etc. Sí, esa voz que jamás se calla. Mi yo indeciso y cojonero) empezó a susurrarme en un tono que denotaba mirada de soslayo, sonrisa irónica y ceja levantada: "¿No es algo que estás haciendo tú también?, puede que no seas la más indicada para hacer precisamente ese comentario... O tal vez sí, (siempre contradiciéndose) por la experiencia que tienes en hacer exactamente lo mismo...y sigues confiando en la buena suerte y en que a ti no te afecta tu tan cacareada y lógica probabilidad...".
Acto seguido, un chorro de acontecimientos se desprendieron sobre mi cabeza en tropel y a trompicones, casi sin darme tiempo a actuar, a decidir de qué manera tomármelo: ¿llorar?, ¿reír?, ¿maldecir?, ¿abrirme las venas?, ¿matar a alguien?, intentaba tirar de alguna de mis frases preferidas de Jodorowsky:
...comprendí finalmente que, en la vida como en el sueño, para permanecer lúcido es necesario distanciarse, no identificarse con la acción.
...somos nosotros mismos quienes alimentamos nuestros terrores. Aquello que nos atemoriza pierde toda su fuerza en el momento en que dejamos de combatirlo.
...es mi cerebro, la forma en que yo me represento el mundo, lo que determina lo real. La “realidad” no existe por sí misma; instante a instante, creamos nuestra realidad, alegre o funesta, monótona o apasionante.
... cuanto más te distancias, más puedes gozar de la existencia y sentirla como un gran patio de recreo. Si no consigues distanciarte, la vida puede convertirse en un callejón sin salida.
Para lograr divertirnos actuando, tanto en el sueño nocturno como en este sueño diurno que llamamos vida, hemos de estar cada vez menos implicados.
Pero la sucesión de acontecimientos no me dejaban reponerme ni tomar una cierta distancia. Así que los aguanté como pude, deseé muy quietecita y prudente que pasaran las 12 de la noche para que acabara ese día funesto, que cayera lo que tuviera que caer, y poco más.
Esta lección ha sido muy graciosa. Yo estoy haciendo (en otro ámbito de mi vida y otras circunstancias) exactamente lo mismo que condescendientemente criticaba en otra persona. Estaba haciendo las cosas mal, a escondidas y esperando secretamente a que me pillaran en cualquier momento, pero mientras me escaqueba , no lo pensaba mucho y no pasaba por mi cabeza la posibilidad de dejar de hacer lo que se mantenía a golpe de suerte.
Hasta que le llegó el momento a la probabilidad, e indefectiblemente me toca renunciar a ciertas cosas y ponerme (de una vez por todas) las pilas en otras.
Con todo, y siguiendo mi consejo (porque los doy de corazón, como si fueran para mí, de ahí que pudiera rápidamente aplicármelo), me siento muy afortunada. Era una situación insostenible y desagradable pero no renunciaba a ella porque económicamente me interesaba. Pero hay cosas que el dinero no puede pagar. Lo sabes, pero mientras te hacen ese ingreso...¿quién renuncia motu proprio? Esperas a que el destino renuncie por ti, es decir, te ponga entre la espada y la pared, te diga con una cabriola de las suyas (susto incluido): "hasta aquí, ¿vale?". Y como es benévolo, lo hace de manera brusca pero no catastrófica (eso de que Dios aprieta pero no ahoga) y mientras te da tiempo y herramientas para que actúes y saques la cabeza tras el revolcón.
Y lo veo todo muy positivo y necesario. Yo no hubiera sido capaz de renunciar, habría alargado el tema todo lo posible y puede que todo hubiera acabado mucho peor. Soy también un claro ejemplo de mi refrán preferido: "uno estira el pie hasta donde llega la manta".
Pues esta manta ya no da más de sí. ¡A funcionar!
La libertad consiste en ser sin pasado y sin futuro. Consiste en estar completamente solo, pero nadie está, ni un momento, a solas. La libertad consiste en enfrentarnos cara a cara a la vida. Admitir que sencillamente estamos cansados de una vida de búsqueda, de una vida de pretensiones, de una vida tratando de esquivar la crudeza de la experiencia. La libertad consiste en ver la vida con absoluta claridad y saber que siempre es un milagro. Y ver también, para empezar, que la vida nunca ha sido tuya.
Sin cielos ni infiernos, Jeff Foster
Había decidido no seguir con esta web. Había perdido el interés por "compartir" mis observaciones, cubrir unos objetivos, unos temas determinados. No tenía mucho que contar, y odio obligarme porque los resultados suelen ser bastante mediocres. Pero últimamente he vuelto a sentir el impulso. Sin estructuras, sin obligaciones en apartados que ya no me gustan, así es como doy lo mejor de mí.
Tengo quejas nuevas, nuevas críticas, parece que hacia los demás pero no dejan de ser una velada crítica hacia mí misma. Imagino que el dicho; odiamos en los demás lo que en el fondo nos disgusta y reconocemos en nosotros mismos es bastante cierto.
También estoy ilusionada, con proyectos. Nada definitivo ni tangible, nada que vaya a suponer un cambio radical en mi vida. Simplemente, los planes de septiembre, supongo, pero llenan de ilusión y fuerza, duren lo que duren (y no voy a empezar sabotearme a mí misma a través de esta edito- ¡¡no es para nada su intención!!).
Son pequeños proyectos, planes, no preceden a un cambio drástico ni inminente. Pero, ¿y qué? Todo lo hacemos para que tenga consecuencias inmediatas, para que nos favorezca cuanto antes (estudio esto, pierdo mi tiempo en esto, pago esto....con la mente de un banquero, invirtiendo, invirtiendo, buscando prontos beneficios).
Yo no, aunque por otro lado ¿debería? Y voy a hacer algo que siempre he querido hacer aunque tarde años en terminarlo, en tener habilidad, aunque puede que nunca me sirva para nada. Me sirve ahora, ¿no es eso suficiente?
Y con la mente en hacer las cosas no siempre pendiente del resultado.
En verdad, toda acción es inferior al camino de la sabiduría. Refúgiate en ella, Dhanañjana. Dignos de lástima son los que obran por la recompensa.
Esta cita del Bhagavad Gita es una interpretación muy personal, pero sí, emprender, aprender, por el placer del proceso.
Así que imagino que en la base habrá lo de siempre pero más sencillo. Podría cambiar el banner de portada, las letras del nombre, el nombre mismo... Sí, y ponerlo más acorde a las tendencias: letras finas, medio temblonas o despreocupadas sobre un fondo blanco roto. Sí, y fotos llenas de luz, con predominio de tonos claros, o más folk. ¿Para qué? Este mes va sobre los cambios. Y todos los cambios se dan sobre una sustancia ya existente, con un pasado, con un recorrido ¿quién quiere deshacerse de ellos? Así empezó glare and faint, y de momento así va a seguir. (me resisto a rechazar el posible cambio, ¿quién sabe? O lo mismo termino haciéndolo...)
El caso es que hasta he soñado con la necesidad de escribir (en el lenguaje un tanto enrevesado y escurridizo de los sueños) y que aunque veo mis escritos un poco verdes, también disfruto muchísimo releyéndolos y no quiero que mis impresiones del día a día, cuando las tenga, queden olvidadas tras una desidiosa cara apoyada en una mano.
En fragmentos literarios he compartido al autor que me obsesiona en estos momentos: Alejandro Jodorowsky. Sobre él gira toda la idea de este septiembre (madurada en realidad a lo largo del verano, sólo ahora al mirar hacia atrás me doy cuenta. O quiero justificar, como muy bien explica Kahneman en Pensar rápido, pensar despacio:
"Somos buscadores de patrones, creyentes en un mundo coherente en el que las regularidades (...) no se producen accidentalmente, sino como efecto de la causalidad mecánica o de la intención de alguien".
"...la noción de falacia narrativa para describir cómo historias dudosas del pasado conforman nuestras opiniones sobre el mundo y lo que esperamos del futuro. Las falacias narrativas surgen inevitablemente de nuestro continuo intento de dar sentido al mundo. Las historias explicativas que la gente halla convincentes son simples; (...); otorgan mayor significación al talento, a la estupidez y a las intenciones que al azar, y se centran más en unos pocos acontecimientos llamativos que sucedieron más que en otras incontables cosas que no llegaron a suceder. (...) Taleb sugiere que los humanos constantemente nos engañamos construyendo explicaciones endebles del pasado que creemos verdaderas.
Las buenas historias proporcionan una explicación coherente de las acciones e intenciones de las personas. Siempre estamos dispuestos a interpretar el comportamiento como una manifestación de propensiones generales y rasgos de la personalidad, causas que enseguida relacionamos con efectos".
Pero esta vez no hablaré del libro de Kahneman, que por cierto me ha abierto los ojos (como platos además) y que tendré que comentar más de una vez pues estoy de acuerdo y he vivido en mis carnes muchos de los casos que expone. No en vano soy humana y de inteligencia normal. Pero esta vez me centro en el libro de Jodorowsky, que al igual que el de Kahneman, aunque en otros aspectos y de otra forma, me ha abierto los ojos, me ha echo reír y me ha demostrado una manera de ver las cosas que ya estaba en mí pero que nunca me había atrevido a declarar en voz alta. Y unas leyes, unas ideas que no quiero olvidar en mi día a día y que también resumo.
Por comentar una frase de Jodorowsky que está relacionada con lo citado anteriormente de Kahneman:
Porque, insisto, la realidad no es racional, por más que así lo queramos creer para tranquilizarnos. En general, los comportamientos humanos están motivados por fuerzas inconscientes, cualesquiera que puedan ser las explicaciones racionales que les atribuyamos luego.
Y como dijo también el chileno en una entrevista que le hizo Dragó: no voy a contar más...para no programar a nadie, para que todo sea una sorpresa, para que no se sepa qué va a pasar.
El poder del ahora, Eckhart Tolle
De repente me encuentro con una mordida de lengua más que necesaria. Resulta, y sin entrar en detalles banales, que me cuentan un problema y yo contesto con mi objetiva conclusión : "no es mala suerte, es probabilidad". A ver, si estás tentando al destino a diario haciendo una cosa que está mal, a escondidas....es muy probable que al final te pillen. Y no es mala suerte, es estadística. Demasiada suerte has tenido que al final se haya deshecho la farsa así y no en peores y más graves circunstancias.
Conforme daba esta consejo lleno de realismo, pragmatismo, buenas intenciones y pretendida claridad y consuelo, una vocecita en mi cabeza (la misma que me hace dudar de todo lo que digo viendo el punto de vista contrario en el mismo momento en que doy una opinión; esa que ve el pero, el punto flaco de todo, que se puede hacer así, o así, que esto es bueno, o no tanto, y que lo malo tal vez no lo sea etc. Sí, esa voz que jamás se calla. Mi yo indeciso y cojonero) empezó a susurrarme en un tono que denotaba mirada de soslayo, sonrisa irónica y ceja levantada: "¿No es algo que estás haciendo tú también?, puede que no seas la más indicada para hacer precisamente ese comentario... O tal vez sí, (siempre contradiciéndose) por la experiencia que tienes en hacer exactamente lo mismo...y sigues confiando en la buena suerte y en que a ti no te afecta tu tan cacareada y lógica probabilidad...".
Acto seguido, un chorro de acontecimientos se desprendieron sobre mi cabeza en tropel y a trompicones, casi sin darme tiempo a actuar, a decidir de qué manera tomármelo: ¿llorar?, ¿reír?, ¿maldecir?, ¿abrirme las venas?, ¿matar a alguien?, intentaba tirar de alguna de mis frases preferidas de Jodorowsky:
...comprendí finalmente que, en la vida como en el sueño, para permanecer lúcido es necesario distanciarse, no identificarse con la acción.
...somos nosotros mismos quienes alimentamos nuestros terrores. Aquello que nos atemoriza pierde toda su fuerza en el momento en que dejamos de combatirlo.
...es mi cerebro, la forma en que yo me represento el mundo, lo que determina lo real. La “realidad” no existe por sí misma; instante a instante, creamos nuestra realidad, alegre o funesta, monótona o apasionante.
... cuanto más te distancias, más puedes gozar de la existencia y sentirla como un gran patio de recreo. Si no consigues distanciarte, la vida puede convertirse en un callejón sin salida.
Para lograr divertirnos actuando, tanto en el sueño nocturno como en este sueño diurno que llamamos vida, hemos de estar cada vez menos implicados.
Pero la sucesión de acontecimientos no me dejaban reponerme ni tomar una cierta distancia. Así que los aguanté como pude, deseé muy quietecita y prudente que pasaran las 12 de la noche para que acabara ese día funesto, que cayera lo que tuviera que caer, y poco más.
Esta lección ha sido muy graciosa. Yo estoy haciendo (en otro ámbito de mi vida y otras circunstancias) exactamente lo mismo que condescendientemente criticaba en otra persona. Estaba haciendo las cosas mal, a escondidas y esperando secretamente a que me pillaran en cualquier momento, pero mientras me escaqueba , no lo pensaba mucho y no pasaba por mi cabeza la posibilidad de dejar de hacer lo que se mantenía a golpe de suerte.
Hasta que le llegó el momento a la probabilidad, e indefectiblemente me toca renunciar a ciertas cosas y ponerme (de una vez por todas) las pilas en otras.
Con todo, y siguiendo mi consejo (porque los doy de corazón, como si fueran para mí, de ahí que pudiera rápidamente aplicármelo), me siento muy afortunada. Era una situación insostenible y desagradable pero no renunciaba a ella porque económicamente me interesaba. Pero hay cosas que el dinero no puede pagar. Lo sabes, pero mientras te hacen ese ingreso...¿quién renuncia motu proprio? Esperas a que el destino renuncie por ti, es decir, te ponga entre la espada y la pared, te diga con una cabriola de las suyas (susto incluido): "hasta aquí, ¿vale?". Y como es benévolo, lo hace de manera brusca pero no catastrófica (eso de que Dios aprieta pero no ahoga) y mientras te da tiempo y herramientas para que actúes y saques la cabeza tras el revolcón.
Y lo veo todo muy positivo y necesario. Yo no hubiera sido capaz de renunciar, habría alargado el tema todo lo posible y puede que todo hubiera acabado mucho peor. Soy también un claro ejemplo de mi refrán preferido: "uno estira el pie hasta donde llega la manta".
Pues esta manta ya no da más de sí. ¡A funcionar!
La libertad consiste en ser sin pasado y sin futuro. Consiste en estar completamente solo, pero nadie está, ni un momento, a solas. La libertad consiste en enfrentarnos cara a cara a la vida. Admitir que sencillamente estamos cansados de una vida de búsqueda, de una vida de pretensiones, de una vida tratando de esquivar la crudeza de la experiencia. La libertad consiste en ver la vida con absoluta claridad y saber que siempre es un milagro. Y ver también, para empezar, que la vida nunca ha sido tuya.
Sin cielos ni infiernos, Jeff Foster
Había decidido no seguir con esta web. Había perdido el interés por "compartir" mis observaciones, cubrir unos objetivos, unos temas determinados. No tenía mucho que contar, y odio obligarme porque los resultados suelen ser bastante mediocres. Pero últimamente he vuelto a sentir el impulso. Sin estructuras, sin obligaciones en apartados que ya no me gustan, así es como doy lo mejor de mí.
Tengo quejas nuevas, nuevas críticas, parece que hacia los demás pero no dejan de ser una velada crítica hacia mí misma. Imagino que el dicho; odiamos en los demás lo que en el fondo nos disgusta y reconocemos en nosotros mismos es bastante cierto.
También estoy ilusionada, con proyectos. Nada definitivo ni tangible, nada que vaya a suponer un cambio radical en mi vida. Simplemente, los planes de septiembre, supongo, pero llenan de ilusión y fuerza, duren lo que duren (y no voy a empezar sabotearme a mí misma a través de esta edito- ¡¡no es para nada su intención!!).
Son pequeños proyectos, planes, no preceden a un cambio drástico ni inminente. Pero, ¿y qué? Todo lo hacemos para que tenga consecuencias inmediatas, para que nos favorezca cuanto antes (estudio esto, pierdo mi tiempo en esto, pago esto....con la mente de un banquero, invirtiendo, invirtiendo, buscando prontos beneficios).
Yo no, aunque por otro lado ¿debería? Y voy a hacer algo que siempre he querido hacer aunque tarde años en terminarlo, en tener habilidad, aunque puede que nunca me sirva para nada. Me sirve ahora, ¿no es eso suficiente?
Y con la mente en hacer las cosas no siempre pendiente del resultado.
En verdad, toda acción es inferior al camino de la sabiduría. Refúgiate en ella, Dhanañjana. Dignos de lástima son los que obran por la recompensa.
Esta cita del Bhagavad Gita es una interpretación muy personal, pero sí, emprender, aprender, por el placer del proceso.
Así que imagino que en la base habrá lo de siempre pero más sencillo. Podría cambiar el banner de portada, las letras del nombre, el nombre mismo... Sí, y ponerlo más acorde a las tendencias: letras finas, medio temblonas o despreocupadas sobre un fondo blanco roto. Sí, y fotos llenas de luz, con predominio de tonos claros, o más folk. ¿Para qué? Este mes va sobre los cambios. Y todos los cambios se dan sobre una sustancia ya existente, con un pasado, con un recorrido ¿quién quiere deshacerse de ellos? Así empezó glare and faint, y de momento así va a seguir. (me resisto a rechazar el posible cambio, ¿quién sabe? O lo mismo termino haciéndolo...)
El caso es que hasta he soñado con la necesidad de escribir (en el lenguaje un tanto enrevesado y escurridizo de los sueños) y que aunque veo mis escritos un poco verdes, también disfruto muchísimo releyéndolos y no quiero que mis impresiones del día a día, cuando las tenga, queden olvidadas tras una desidiosa cara apoyada en una mano.
En fragmentos literarios he compartido al autor que me obsesiona en estos momentos: Alejandro Jodorowsky. Sobre él gira toda la idea de este septiembre (madurada en realidad a lo largo del verano, sólo ahora al mirar hacia atrás me doy cuenta. O quiero justificar, como muy bien explica Kahneman en Pensar rápido, pensar despacio:
"Somos buscadores de patrones, creyentes en un mundo coherente en el que las regularidades (...) no se producen accidentalmente, sino como efecto de la causalidad mecánica o de la intención de alguien".
"...la noción de falacia narrativa para describir cómo historias dudosas del pasado conforman nuestras opiniones sobre el mundo y lo que esperamos del futuro. Las falacias narrativas surgen inevitablemente de nuestro continuo intento de dar sentido al mundo. Las historias explicativas que la gente halla convincentes son simples; (...); otorgan mayor significación al talento, a la estupidez y a las intenciones que al azar, y se centran más en unos pocos acontecimientos llamativos que sucedieron más que en otras incontables cosas que no llegaron a suceder. (...) Taleb sugiere que los humanos constantemente nos engañamos construyendo explicaciones endebles del pasado que creemos verdaderas.
Las buenas historias proporcionan una explicación coherente de las acciones e intenciones de las personas. Siempre estamos dispuestos a interpretar el comportamiento como una manifestación de propensiones generales y rasgos de la personalidad, causas que enseguida relacionamos con efectos".
Pero esta vez no hablaré del libro de Kahneman, que por cierto me ha abierto los ojos (como platos además) y que tendré que comentar más de una vez pues estoy de acuerdo y he vivido en mis carnes muchos de los casos que expone. No en vano soy humana y de inteligencia normal. Pero esta vez me centro en el libro de Jodorowsky, que al igual que el de Kahneman, aunque en otros aspectos y de otra forma, me ha abierto los ojos, me ha echo reír y me ha demostrado una manera de ver las cosas que ya estaba en mí pero que nunca me había atrevido a declarar en voz alta. Y unas leyes, unas ideas que no quiero olvidar en mi día a día y que también resumo.
Por comentar una frase de Jodorowsky que está relacionada con lo citado anteriormente de Kahneman:
Porque, insisto, la realidad no es racional, por más que así lo queramos creer para tranquilizarnos. En general, los comportamientos humanos están motivados por fuerzas inconscientes, cualesquiera que puedan ser las explicaciones racionales que les atribuyamos luego.
Y como dijo también el chileno en una entrevista que le hizo Dragó: no voy a contar más...para no programar a nadie, para que todo sea una sorpresa, para que no se sepa qué va a pasar.