MAYO 2016
Conexiones
Nos gusta volar
The self is eveywhere.
bright is the self.
Indivisible, Untouched by sin, wise,
Immanent and trascendent,
he it is
who holds the Cosmos together.
(Upanishads)
Pues sí, nos gusta volar.
Al final resulta que nos gusta despegar los pies del suelo.
Nos gusta notar todos los átomos de nuestro cuerpo deshaciéndose cuánticamente.
Percibirlos fundiéndose con el aire en miles de microscópicas partículas bailarinas, demoniacamente vibrantes.
Nos gusta alcanzar un grado de concentración tal que pierdes contacto con tu cuerpo.
Un estado de pura y clara conexión que es resultado de entrega, devoción y confianza.
Nos gusta la ondulante vibración cerebral como si una presencia poseyera nuestro cerebro.
Nos gusta el pánico de perder el control, de sentir que nos elevamos, que no estamos en nuestro cuerpo y lo observamos desde fuera maravilladas y aterrorizadas.
Nos gusta sentir el sudor en las manos, el retumbar del corazón, el casi inexistente hilo de aire en la respiración, los ojos en el centro de la frente bailando desquiciados.
Porque tu cuerpo obedece a una llamada y la mente ya no le pertenece aunque un fino hilo de conciencia la sigue manteniendo aquí.
Nos atrae la angustia de asomarnos al infinito.
¿Serás capaz de adentrarte en un espacio sin volumen, donde no existen las palabras, donde si buscas nombres vuelves a tierra? Un espacio con nuevas reglas totalmente diferentes a lo que conoces ¿Podrás mantenerte simplemente observando?
¿Serás capaz de dejarte llevar, confiar hasta donde te lleve?
Has llegado al umbral.
You are what your deep, driving desire is.
As you desire is, so is your will.
As your will is, so is your deed.
As your deed is, so is your destiny.
(Upanishads)
bright is the self.
Indivisible, Untouched by sin, wise,
Immanent and trascendent,
he it is
who holds the Cosmos together.
(Upanishads)
Pues sí, nos gusta volar.
Al final resulta que nos gusta despegar los pies del suelo.
Nos gusta notar todos los átomos de nuestro cuerpo deshaciéndose cuánticamente.
Percibirlos fundiéndose con el aire en miles de microscópicas partículas bailarinas, demoniacamente vibrantes.
Nos gusta alcanzar un grado de concentración tal que pierdes contacto con tu cuerpo.
Un estado de pura y clara conexión que es resultado de entrega, devoción y confianza.
Nos gusta la ondulante vibración cerebral como si una presencia poseyera nuestro cerebro.
Nos gusta el pánico de perder el control, de sentir que nos elevamos, que no estamos en nuestro cuerpo y lo observamos desde fuera maravilladas y aterrorizadas.
Nos gusta sentir el sudor en las manos, el retumbar del corazón, el casi inexistente hilo de aire en la respiración, los ojos en el centro de la frente bailando desquiciados.
Porque tu cuerpo obedece a una llamada y la mente ya no le pertenece aunque un fino hilo de conciencia la sigue manteniendo aquí.
Nos atrae la angustia de asomarnos al infinito.
¿Serás capaz de adentrarte en un espacio sin volumen, donde no existen las palabras, donde si buscas nombres vuelves a tierra? Un espacio con nuevas reglas totalmente diferentes a lo que conoces ¿Podrás mantenerte simplemente observando?
¿Serás capaz de dejarte llevar, confiar hasta donde te lleve?
Has llegado al umbral.
You are what your deep, driving desire is.
As you desire is, so is your will.
As your will is, so is your deed.
As your deed is, so is your destiny.
(Upanishads)
Propósitos de medio año
El reto, de vez en cuando me propongo uno.
El reto de mayo es no comprar, dominar mis ansias consumistas (que van y vienen).
Lo tengo comprobado: cuanto más gastas, más quieres gastar, más te enamoras de prendas, ropa, viajes, restaurantes... "imprescindibles".
Cuando empiezas a controlarte, más innecesario y absurdo te parece invertir en según que cosas.
Es como si una vez abierta la cartera pensaras: ¡y ya qué más da! Y sigues con el chorreo de pasta.... ¡De perdidos al río!
Así que el reto no es sólo no gastar, es no volver a comprar ropa en grandes cadenas de moda. (Por la explotación laboral, los materiales, etc)
Y utilizar cosméticos orgánicos de marcas "pequeñas" que tengan una visión ética detrás. Y para esto hay que investigar porque cada vez más están vampirizando marcas "eco" gigantes de la perfumería. Por ejemplo, el otro día descubrí que Sanoflore pertenece a L´Oreal.
Hacer detox de armario, tan necesario, llevar todo lo que "sobra" a una asociación que distribuya estas joyas entre gente que lo necesite y andar más ligera, ligerísima, de equipaje por la vida.
En serio, "limpiar" el armario, también el cuarto de baño, proporciona claridad mental, rapidez de decisión y una practicidad que se traducen en infinita alegría.
Hazme caso, reduce tu armario a prendas de ropa "buenas" (porque al final son las que siempre te pones, con las que te sientes a gusto. Jamás será una prenda low cost mal cortada, de tejido cutre crujientemente sintético y con aspecto gastado por el simple hecho de estar en la percha).
Comprar lo que realmente necesito, no lo que la industria decida que yo "necesito" para así poder ellos enriquecerse. Y crear esta fiebre de ropa sin fin que aparece en las tiendas, nuevas tendencias, más pantalones, más camisetas, collares, barras de labios. Todo de una calidad ínfima.
Todo cuelga sin vida, estropeado en las perchas. Prendas que no nos pondremos jamás.
Las tenemos porque puede que llegue la ocasión en la que cierto evento de postín requiera de ese chaleco de "satén" corto que luego nos probaremos "otra vez" para comprobar que nos queda pequeño, estrecho, demasiado corto, vulgar.
Jamás lo utilizaríamos para una ocasión importante.
Mucho menos para ir a trabajar.
Pues ¿a qué esperas?
Aire con él.
Y no, no lo vuelvas a colgar diciéndote que ya harás limpieza más adelante, dándole una oportunidad que no se va a presentar.
¡A la calle!
¡Detox de armario ya!
Y vigila mucho lo que entra.
¿Realmente necesitas otro abrigo? ¿Otras zapatillas? ¿Otra camisa blanca?
¿No es preferible comprar LA camisa blanca con lo que te has dejado en 4 camisas de medio pelo?
El reto de mayo es no comprar, dominar mis ansias consumistas (que van y vienen).
Lo tengo comprobado: cuanto más gastas, más quieres gastar, más te enamoras de prendas, ropa, viajes, restaurantes... "imprescindibles".
Cuando empiezas a controlarte, más innecesario y absurdo te parece invertir en según que cosas.
Es como si una vez abierta la cartera pensaras: ¡y ya qué más da! Y sigues con el chorreo de pasta.... ¡De perdidos al río!
Así que el reto no es sólo no gastar, es no volver a comprar ropa en grandes cadenas de moda. (Por la explotación laboral, los materiales, etc)
Y utilizar cosméticos orgánicos de marcas "pequeñas" que tengan una visión ética detrás. Y para esto hay que investigar porque cada vez más están vampirizando marcas "eco" gigantes de la perfumería. Por ejemplo, el otro día descubrí que Sanoflore pertenece a L´Oreal.
Hacer detox de armario, tan necesario, llevar todo lo que "sobra" a una asociación que distribuya estas joyas entre gente que lo necesite y andar más ligera, ligerísima, de equipaje por la vida.
En serio, "limpiar" el armario, también el cuarto de baño, proporciona claridad mental, rapidez de decisión y una practicidad que se traducen en infinita alegría.
Hazme caso, reduce tu armario a prendas de ropa "buenas" (porque al final son las que siempre te pones, con las que te sientes a gusto. Jamás será una prenda low cost mal cortada, de tejido cutre crujientemente sintético y con aspecto gastado por el simple hecho de estar en la percha).
Comprar lo que realmente necesito, no lo que la industria decida que yo "necesito" para así poder ellos enriquecerse. Y crear esta fiebre de ropa sin fin que aparece en las tiendas, nuevas tendencias, más pantalones, más camisetas, collares, barras de labios. Todo de una calidad ínfima.
Todo cuelga sin vida, estropeado en las perchas. Prendas que no nos pondremos jamás.
Las tenemos porque puede que llegue la ocasión en la que cierto evento de postín requiera de ese chaleco de "satén" corto que luego nos probaremos "otra vez" para comprobar que nos queda pequeño, estrecho, demasiado corto, vulgar.
Jamás lo utilizaríamos para una ocasión importante.
Mucho menos para ir a trabajar.
Pues ¿a qué esperas?
Aire con él.
Y no, no lo vuelvas a colgar diciéndote que ya harás limpieza más adelante, dándole una oportunidad que no se va a presentar.
¡A la calle!
¡Detox de armario ya!
Y vigila mucho lo que entra.
¿Realmente necesitas otro abrigo? ¿Otras zapatillas? ¿Otra camisa blanca?
¿No es preferible comprar LA camisa blanca con lo que te has dejado en 4 camisas de medio pelo?
Oráculos
Menos mal que podemos recurrir a esos oráculos personales cuando tenemos dudas. Que en realidad no son dudas, sino necesidad de reafirmarnos. Porque no tenemos dudas sobre cosas que queremos hacer, tenemos miedo de que no sucedan justo como hemos planificado. Pero las cosas se desarrollan de inesperadas formas, se enrollan y desenrollan sobre sí mismas, como un caleidoscopio.
Lanzas la piedra al estanque y no sabes hasta donde llegará la onda expansiva, si habrá onda expansiva.
El I Ching dice que hay dos tipos de hechos, los progresivos y los regresivos.
El hecho común, el progresivo, es expansivo. Por lo tanto todo, lo que fenece se queda atrás, en el pasado.
El regresivo se repliega y contrae formando los gérmenes del porvenir (como el árbol que se reduce a una semilla). Conocer este movimiento es conocer el futuro, el conocimiento de lo venidero se basa en el movimiento retrógrado.
Hay muchos movimientos retrógrados que ni siquiera llegamos a sospechar. Esas semillitas que se dispersan tontamente con el aire de un golpe de melena tras una mirada ilusa, más pendiente del brillo de tu sonrisa que de lo que se está plantando. ¿Había una pequeña semilla? Y sí, sí la hay. Pero no podemos tener the BIG PICTURE.
Seguimos pendientes, luchando por alcanzar lo próximo, cumplir nuestro anhelo. Anhelos de usar y tirar. De conseguir y olvidar.
Siempre hay metas más allá.
Siempre hay objetivos más alejados.
Lengua fuera y la mirada perdida.
Claro que aprieta el estrés.
Por supuesto que nos asfixia la ansiedad.
Ante este resultado sólo vemos el espacio vacío, qué detalle ha faltado para que fuera redondo. Nunca hay redondo, jamás se consigue la circunferencia perfecta en el momento de trazarla. Y este resultado no nos llena, podemos hacerlo mejor, en la próxima ocasión...
Y las manos presionando, cerrando el círculo alrededor de tu garganta.
Mientras las semillas se dispersan sin que tú puedas verlas hasta que un día tropiezas con la secreta ramita de profundas raíces.
Yo seguiría preguntándote aunque hayas dejado el plano de lo "real" porque sé que subyace en ti una gracia, una nobleza que te sobreviviría hasta en las más solitarias circunstancias. Preguntas de sí o no, que siempre me regalarías con una frasecita estrella llena de ambigüedades que sólo el oído entrenado y una conexión secreta pueden descifrar.
Ojalá siguieras aquí.
Lanzas la piedra al estanque y no sabes hasta donde llegará la onda expansiva, si habrá onda expansiva.
El I Ching dice que hay dos tipos de hechos, los progresivos y los regresivos.
El hecho común, el progresivo, es expansivo. Por lo tanto todo, lo que fenece se queda atrás, en el pasado.
El regresivo se repliega y contrae formando los gérmenes del porvenir (como el árbol que se reduce a una semilla). Conocer este movimiento es conocer el futuro, el conocimiento de lo venidero se basa en el movimiento retrógrado.
Hay muchos movimientos retrógrados que ni siquiera llegamos a sospechar. Esas semillitas que se dispersan tontamente con el aire de un golpe de melena tras una mirada ilusa, más pendiente del brillo de tu sonrisa que de lo que se está plantando. ¿Había una pequeña semilla? Y sí, sí la hay. Pero no podemos tener the BIG PICTURE.
Seguimos pendientes, luchando por alcanzar lo próximo, cumplir nuestro anhelo. Anhelos de usar y tirar. De conseguir y olvidar.
Siempre hay metas más allá.
Siempre hay objetivos más alejados.
Lengua fuera y la mirada perdida.
Claro que aprieta el estrés.
Por supuesto que nos asfixia la ansiedad.
Ante este resultado sólo vemos el espacio vacío, qué detalle ha faltado para que fuera redondo. Nunca hay redondo, jamás se consigue la circunferencia perfecta en el momento de trazarla. Y este resultado no nos llena, podemos hacerlo mejor, en la próxima ocasión...
Y las manos presionando, cerrando el círculo alrededor de tu garganta.
Mientras las semillas se dispersan sin que tú puedas verlas hasta que un día tropiezas con la secreta ramita de profundas raíces.
Yo seguiría preguntándote aunque hayas dejado el plano de lo "real" porque sé que subyace en ti una gracia, una nobleza que te sobreviviría hasta en las más solitarias circunstancias. Preguntas de sí o no, que siempre me regalarías con una frasecita estrella llena de ambigüedades que sólo el oído entrenado y una conexión secreta pueden descifrar.
Ojalá siguieras aquí.
Viajes
Grandes extensiones de tierra desconocida, miles de caras distintas, otros rasgos, otras señales, otra cultura, otro idioma, otras costumbres... Radicalmente distinto.
No hay necesidad de salir de tu zona de confort... pero sales.
Porque el ojo necesita viajar, pero no sólo el ojo, también tu comodidad, tu ego.
Viajas y subes un grado la valoración de lo que tienes.
Detalles que tenías trivializados.
Eres una privilegiada.
Y a menudo se te olvida.
Y ponerte en una posición sin riendas.
Ahora eres el paquete molesto y dependes de los demás.
Ahora no sabes adónde vas.
Ahora eres la turista despistada que ignora sobre los horarios, los transportes, las costumbres.
A merced de la oleada de gente frenética que te vapulea en distintas corrientes como una ola marina.
Y salir de tu cuna de algodones, abrir el espacio y liberar la mente para que se produzca la magia del encuentro.
Olvidar la vergüenza, la autosuficiencia y descubrirte como alguien débil, solitario y necesitado de conversación, de una sonrisa, de comprensión y de consejos. Buenos consejos.
Necesitar el calor humano ¿ocurrirá? Y desplegar el mismo rol falso de empatía de acuerdo a tus circunstancias.
Instintiva supervivencia.
Puro interés.
Tener que depender de la amabilidad de los demás.
Tener que desplegar las antenas.
Tener que adaptarte.
Aprender rápido.
Instintiva supervivencia. Reaccionar ante circunstancias inesperadas en un entorno inhóspito y sin conocer las tácitas reglas.
Mueve el culo nena, y espabila.
Abre tu centro, nena, y respira.
Suelta.
No hay nada que sea realmente tuyo.
¿Qué es lo tuyo? ¿El espacio? ¿Tu maleta? ¿Tu cartera? ¿Este asiento? ¿El rayo de sol?
¿Qué eres? ¿Tus gafas de sol?
Aquí empiezas a redifinir tus pertenencias.
Aquí empiezas a redifinir tu definición.
Y el regalo de observar que no hay nada que realmente importe tanto, al nivel de paranoia diaria al que sueles precipitar las cosas. De verdad que no.
No hay necesidad de salir de tu zona de confort... pero sales.
Porque el ojo necesita viajar, pero no sólo el ojo, también tu comodidad, tu ego.
Viajas y subes un grado la valoración de lo que tienes.
Detalles que tenías trivializados.
Eres una privilegiada.
Y a menudo se te olvida.
Y ponerte en una posición sin riendas.
Ahora eres el paquete molesto y dependes de los demás.
Ahora no sabes adónde vas.
Ahora eres la turista despistada que ignora sobre los horarios, los transportes, las costumbres.
A merced de la oleada de gente frenética que te vapulea en distintas corrientes como una ola marina.
Y salir de tu cuna de algodones, abrir el espacio y liberar la mente para que se produzca la magia del encuentro.
Olvidar la vergüenza, la autosuficiencia y descubrirte como alguien débil, solitario y necesitado de conversación, de una sonrisa, de comprensión y de consejos. Buenos consejos.
Necesitar el calor humano ¿ocurrirá? Y desplegar el mismo rol falso de empatía de acuerdo a tus circunstancias.
Instintiva supervivencia.
Puro interés.
Tener que depender de la amabilidad de los demás.
Tener que desplegar las antenas.
Tener que adaptarte.
Aprender rápido.
Instintiva supervivencia. Reaccionar ante circunstancias inesperadas en un entorno inhóspito y sin conocer las tácitas reglas.
Mueve el culo nena, y espabila.
Abre tu centro, nena, y respira.
Suelta.
No hay nada que sea realmente tuyo.
¿Qué es lo tuyo? ¿El espacio? ¿Tu maleta? ¿Tu cartera? ¿Este asiento? ¿El rayo de sol?
¿Qué eres? ¿Tus gafas de sol?
Aquí empiezas a redifinir tus pertenencias.
Aquí empiezas a redifinir tu definición.
Y el regalo de observar que no hay nada que realmente importe tanto, al nivel de paranoia diaria al que sueles precipitar las cosas. De verdad que no.