Marzo
Edito
Como el protagonista del libro elegido en fragmentos literarios este mes, hay veces que la realidad es tan insoportable, tan abrumadora, que tenemos que inventárnosla. Darle color, añadir elementos divertidos, para que pueda ser tolerable, comestible, para tomar distancia. De todas formas, hay veces que lo que ocurre adquiere tintes surrealistas, no creemos que nos pueda estar pasando a nosotros. En cosas maravillosas se manifiesta con el continuo miedo a que se acabe. Cuando el tinte de la historia adquiere un tono más oscuro, sencillamente eso que antes sólo le ocurría a los demás, resulta que también te puede pasar a ti. Sí, qué típico. Como en una cita ya plasmada anteriormente del libro Dog Soldiers de Robert Stone:
La existencia era una trampa; la irritable paciencia de las cosas de seguir siendo tal como eran podía agotarse en cualquier momento.
Sí, ya no puedes seguir empeñándote, hacer como si no fuera contigo la cosa con la esperanza de que la realidad, viendo tu cara de indiferencia, pase de largo y vaya a por otra persona porque la víctima de esos hechos no puede estar tan tranquila viviendo como si nada. Lo que veías venir, tan temido, ya está aquí.
Tras el susto inicial, hay que armarse de valor y con armas propiamente dichas sin que sea tampoco literalmente esto. Lo primero es coger el coche para retroceder una corta distancia y adquirir cierta perspectiva. Claro que para poder retroceder debíamos haber avanzando hacia algún lado, ¿no? ¿hacia cuál? Porque si estás en el punto cero ¿cómo vas a poder ir hacia atrás? El menos uno está muy bien para amargarte la vida en las clases de matemáticas pero ¿en la vida real? Total que en el momento actual es imposible adquirir perspectiva, tendremos que esperar a avanzar hacia algún lado para conseguir la ansiada perspectiva en el momento en el que no nos sirva ya para nada, ni nos acordemos ni sepamos ni siquiera lo que es la perplejidad, la perspectiva, perseverancia o como se llame. (Que avancemos en la dirección adecuada o no es otra cosa, pero ¿quién dijo que avanzar siempre tiene un sentido positivo de progresar? Y mira tanto progreso a dónde nos ha llevado, pero la RAE dice que tiene un sentido de mejorar, claro que también dice cocreta, almóndiga y asín, (obviamente en cursiva) ASÍ que habrá que cambiar de referencias. Duda metafísica y soñolienta para la posteridad: Si ya no se puede creer ni en la RAE ,¿qué nos queda?).
Eliminada la posibilidad de cierta perspectiva, queda eliminada la de coger carrerilla. Muy bien.
El siguiente paso es hacer recuento y ver con qué defensa contamos, qué posibilidades tenemos, qué apoyos, qué caminos se nos ofrecen, cuáles están ocultos por no ser los tradicionales, y ponernos en marcha. Salir de la casita del bosque donde estábamos y que ya no nos puede seguir protegiendo y comenzar la búsqueda de la siguiente. ¿Qué nos encontramos en nuestro camino?
Citando a Jodorowski:
...en lugar de odiar ese mal, considéralo tu maestro.
A veces perder es ganar y no encontrar lo que se busca es encontrarse.
Aunque ese "a veces" no nos llene precisamente de tranquilidad, ¿acaso hay otra opción?
Tras el susto inicial, hay que armarse de valor y con armas propiamente dichas sin que sea tampoco literalmente esto. Lo primero es coger el coche para retroceder una corta distancia y adquirir cierta perspectiva. Claro que para poder retroceder debíamos haber avanzando hacia algún lado, ¿no? ¿hacia cuál? Porque si estás en el punto cero ¿cómo vas a poder ir hacia atrás? El menos uno está muy bien para amargarte la vida en las clases de matemáticas pero ¿en la vida real? Total que en el momento actual es imposible adquirir perspectiva, tendremos que esperar a avanzar hacia algún lado para conseguir la ansiada perspectiva en el momento en el que no nos sirva ya para nada, ni nos acordemos ni sepamos ni siquiera lo que es la perplejidad, la perspectiva, perseverancia o como se llame. (Que avancemos en la dirección adecuada o no es otra cosa, pero ¿quién dijo que avanzar siempre tiene un sentido positivo de progresar? Y mira tanto progreso a dónde nos ha llevado, pero la RAE dice que tiene un sentido de mejorar, claro que también dice cocreta, almóndiga y asín, (obviamente en cursiva) ASÍ que habrá que cambiar de referencias. Duda metafísica y soñolienta para la posteridad: Si ya no se puede creer ni en la RAE ,¿qué nos queda?).
Eliminada la posibilidad de cierta perspectiva, queda eliminada la de coger carrerilla. Muy bien.
El siguiente paso es hacer recuento y ver con qué defensa contamos, qué posibilidades tenemos, qué apoyos, qué caminos se nos ofrecen, cuáles están ocultos por no ser los tradicionales, y ponernos en marcha. Salir de la casita del bosque donde estábamos y que ya no nos puede seguir protegiendo y comenzar la búsqueda de la siguiente. ¿Qué nos encontramos en nuestro camino?
Citando a Jodorowski:
...en lugar de odiar ese mal, considéralo tu maestro.
A veces perder es ganar y no encontrar lo que se busca es encontrarse.
Aunque ese "a veces" no nos llene precisamente de tranquilidad, ¿acaso hay otra opción?
Esta es una duda que se despejará tarde o temprano, pero mientras tanto, y a falta de otras posibilidades... ¡andando!
No estás viviendo nada que no le haya pasado a alguien antes, lo que te parece increíble es que ¡¡¡te esté pasando a ti!!! Pues hala, vívelo a tope, tarde o temprano terminará, y te habrás quedado con una experiencia que, a la larga y con tiempo, te hará reír, aunque ahora mismo maldita la gracia que tiene, y puede que hasta le saques algo positivo y todo, oiga.
Para superar esta fase verás que personajes poderosos que considerabas protagonistas inseparables de tu historia, se esfuman como por arte de magia, haciendo pufff y desapareciendo tras una bomba de humo. O se convertirán en charlatanes monitos que se esconden y eluden tu compañía asustados y ajenos cuando más los necesitas. Con la tristeza de la decepción, seguirás andando y encontrarás en el momento más inesperado que aquel pequeño gusanito que recogiste malherido se ha transformado en deslumbrante mariposa que te alegra el camino, que te ofrecerá consejo, que te ayudará con toda su fragilidad.
No estás viviendo nada que no le haya pasado a alguien antes, lo que te parece increíble es que ¡¡¡te esté pasando a ti!!! Pues hala, vívelo a tope, tarde o temprano terminará, y te habrás quedado con una experiencia que, a la larga y con tiempo, te hará reír, aunque ahora mismo maldita la gracia que tiene, y puede que hasta le saques algo positivo y todo, oiga.
Para superar esta fase verás que personajes poderosos que considerabas protagonistas inseparables de tu historia, se esfuman como por arte de magia, haciendo pufff y desapareciendo tras una bomba de humo. O se convertirán en charlatanes monitos que se esconden y eluden tu compañía asustados y ajenos cuando más los necesitas. Con la tristeza de la decepción, seguirás andando y encontrarás en el momento más inesperado que aquel pequeño gusanito que recogiste malherido se ha transformado en deslumbrante mariposa que te alegra el camino, que te ofrecerá consejo, que te ayudará con toda su fragilidad.
Hay túneles oscuros de los que puedes salir, hay puertas que atravesar. El constante debate para elegir la correcta. ¿Hay una puerta correcta? ¿Cómo sabrás que lo es o no? Nunca tendrás posibilidad de probar la otra. La de la derecha conduce al destino pero debes luchar contra inconvenientes puestos de chiripa, al tuntún y la casualidad. La de la izquierda lleva al mismo sitio que la anterior, pero no al destino. Tal vez da lo mismo, tal vez aciertas, tal vez no. Tal vez es una puerta que te lleva adonde estabas antes. Tal vez una puerta lleva a la otra. Tal vez el destino no existe es simplemente una zanahoria colgada delante de ti para que avances. ¿Quién sabe?
Llamar a la puerta serviría de algo - siguió el lacayo sin escucharla -, si tuviéramos la puerta entre nosotros dos. Por ejemplo, si tú estuvieras dentro, podrías llamar, y yo podría abrir para que salieras, ¿sabes?
Y recuerda que tras el monstruo más amenazador se puede encontrar un espíritu bueno y que las cosas de aspecto apacible pueden estar envenenadas o traer resultados inesperados. Te verás envuelta en carreras desesperadas en busca de una meta que no existe. Verás que los objetivos cambian, se transforman, desaparecen. Hay cosas inalcanzables, imposibles, que hacen que desesperes para terminar comprobando que siempre estuvieron ahí, a tu alcance. Hay verdades que se vuelven visibles y luego invisibles. Se producen excepciones. Se cambian las tornas. Te engañan tus ojos, el lenguaje, los sentidos. Siempre las palabras distorsionándolo todo, expresando lo que no queremos decir, lo que ya se sabe. Las palabras siempre echan leña a un fuego apagado.
- ¡Perdón! No pensé que...
- Ahí está la diferencia, si no piensas no hables.
Aparece la casualidad disfrazada de hada buena, disfrazada de hada mala. Hay pócimas que te vuelven poderosa, otras que te debilitan. Hay cuentas atrás. Hay un monstruo invencible con el que tienes que luchar constantemente, pero al que no debes aniquilar. Hay miradas chispeantes y electrificadoras que te llenan de poderes, diferentes según cómo los utilices, para qué los utilices. No hay bueno ni malo, sólo está lo resplandeciente, lo equilibrado y lo amoldable. Ah, y también lo alcanzable, lo enjaulado y lo invicto. Seis cualidades que dividen las cosas al juicio de cada uno y mezclándolo entre sí, porque puede haber algo alcanzable y amoldable si a ti te lo parece, si lo ves conveniente, inaprensible y predecible. Hay hechos indiferentes que te dejan inverosímil. Hay maleficios que te vuelven incomprensible. Hay conversaciones en espiral, abruptas, insalubres y tangibles. Hay objetos invisibles, inquietos, cortos y misericordiosos. Hay sensaciones hiperbólicas, lacias, amarillentas y espachurradas. Hay miles de lágrimas que se convierten en un río que te llevan a otro estado, no de sitio, porque eso sería un lugar donde poder quedarte y ¡¡eso es ninguna parte!!. Hay pérdidas. Hay hallazgos. Hay una media pérdida que se complementa con un cuarto de hallazgo y con un pedazo de pan que te encontraste en el banco del paseo y con la hoja escrita de aquel libro, consecuente sobredosis de hallazgo. Habrá que solicitar más pérdidas a los números convocados especialmente para esa situación. En ocasiones hablas con los ojos, oyes con la nariz, saboreas con los oídos, sonríes con las manos y palpas con la boca. Hay encantamientos de carácter temporalmente atemporal en el que el resto del mundo deja de moverse muy deprisa. En otras se mueve frenéticamente despacio. Hay búsquedas imposiblemente desesperadas de lo irremisiblemente posible.
Tu identidad se va transformando, ora clara y dubitativa, ora difusa y precisa, para, girando sobre sí misma en colorido escorzo psiconáutico y rectangular, volver más perpleja e intrépidamente dubitativa que nunca.
¿Era yo la misma esta mañana al levantarme? Casi creo recordar que me sentía algo diferente. Pero si no soy la misma, la pregunta siguiente es: ¿Quién soy yo? ¡Ah! ¡Eso sí que es un misterio!
Nunca te imagines ser diferente de lo que a los demás pudieras parecer o hubieses parecido que fueras si les hubieres parecido que no fueras lo que eres.
Un penúltimo deseo:
Y recuerda que tras el monstruo más amenazador se puede encontrar un espíritu bueno y que las cosas de aspecto apacible pueden estar envenenadas o traer resultados inesperados. Te verás envuelta en carreras desesperadas en busca de una meta que no existe. Verás que los objetivos cambian, se transforman, desaparecen. Hay cosas inalcanzables, imposibles, que hacen que desesperes para terminar comprobando que siempre estuvieron ahí, a tu alcance. Hay verdades que se vuelven visibles y luego invisibles. Se producen excepciones. Se cambian las tornas. Te engañan tus ojos, el lenguaje, los sentidos. Siempre las palabras distorsionándolo todo, expresando lo que no queremos decir, lo que ya se sabe. Las palabras siempre echan leña a un fuego apagado.
- ¡Perdón! No pensé que...
- Ahí está la diferencia, si no piensas no hables.
Aparece la casualidad disfrazada de hada buena, disfrazada de hada mala. Hay pócimas que te vuelven poderosa, otras que te debilitan. Hay cuentas atrás. Hay un monstruo invencible con el que tienes que luchar constantemente, pero al que no debes aniquilar. Hay miradas chispeantes y electrificadoras que te llenan de poderes, diferentes según cómo los utilices, para qué los utilices. No hay bueno ni malo, sólo está lo resplandeciente, lo equilibrado y lo amoldable. Ah, y también lo alcanzable, lo enjaulado y lo invicto. Seis cualidades que dividen las cosas al juicio de cada uno y mezclándolo entre sí, porque puede haber algo alcanzable y amoldable si a ti te lo parece, si lo ves conveniente, inaprensible y predecible. Hay hechos indiferentes que te dejan inverosímil. Hay maleficios que te vuelven incomprensible. Hay conversaciones en espiral, abruptas, insalubres y tangibles. Hay objetos invisibles, inquietos, cortos y misericordiosos. Hay sensaciones hiperbólicas, lacias, amarillentas y espachurradas. Hay miles de lágrimas que se convierten en un río que te llevan a otro estado, no de sitio, porque eso sería un lugar donde poder quedarte y ¡¡eso es ninguna parte!!. Hay pérdidas. Hay hallazgos. Hay una media pérdida que se complementa con un cuarto de hallazgo y con un pedazo de pan que te encontraste en el banco del paseo y con la hoja escrita de aquel libro, consecuente sobredosis de hallazgo. Habrá que solicitar más pérdidas a los números convocados especialmente para esa situación. En ocasiones hablas con los ojos, oyes con la nariz, saboreas con los oídos, sonríes con las manos y palpas con la boca. Hay encantamientos de carácter temporalmente atemporal en el que el resto del mundo deja de moverse muy deprisa. En otras se mueve frenéticamente despacio. Hay búsquedas imposiblemente desesperadas de lo irremisiblemente posible.
Tu identidad se va transformando, ora clara y dubitativa, ora difusa y precisa, para, girando sobre sí misma en colorido escorzo psiconáutico y rectangular, volver más perpleja e intrépidamente dubitativa que nunca.
¿Era yo la misma esta mañana al levantarme? Casi creo recordar que me sentía algo diferente. Pero si no soy la misma, la pregunta siguiente es: ¿Quién soy yo? ¡Ah! ¡Eso sí que es un misterio!
Nunca te imagines ser diferente de lo que a los demás pudieras parecer o hubieses parecido que fueras si les hubieres parecido que no fueras lo que eres.
Un penúltimo deseo:
-Por cierto, se fue por... allí.
-¿Quién?
-El conejo blanco.
-¿De veras?
-¿De veras qué?
-Qué se fue por allí.
-¿Quién se fue por allí?
-¡El conejo blanco!
-¿Qué conejo blanco?
(Todas las citas de Alicia en el País de las Maravillas. Lewis Carroll).
-¿Quién?
-El conejo blanco.
-¿De veras?
-¿De veras qué?
-Qué se fue por allí.
-¿Quién se fue por allí?
-¡El conejo blanco!
-¿Qué conejo blanco?
(Todas las citas de Alicia en el País de las Maravillas. Lewis Carroll).