NOVIEMBRE
Edito
Sigue todo en marcha, inexplicablemente va... y parece que va bien. Sólo ha pasado un mes, pero en un mes pueden pasar tantas cosas... En un mes puede pasar todo. Y nada. Ya se ha instalado el frío, aunque no ha caído ni una gota. De todas formas vamos camino del invierno y yo lo celebro (si es que hay algo que celebrar porque no soy muy amante del frío) con un número en blanco y negro, o sea, gris.
Nada de color. No quiere decir que sea una época oscura o triste. También es un tono asociado a la elegancia y sencillez. Un número con cero texto, sólo ideas. Básicamente porque las imágenes hablan por sí solas y para no dar pautas ni opinión. Y también porque sigo con un proyecto que no me deja ni un minuto libre.
Reflexiones del mes, habría muchas. Muchas preguntas enrevesadas que se responden a la gallega, con patata cocida. Laberintos. Los de siempre. Y nunca me acuerdo de la salida, tal vez porque nunca la he encontrado. Quizá no existe. No hay respuestas. Así como tampoco hay meta. Hay caminos que te llevan a un sitio o a otro. Ya estoy con otra metáfora sobre caminos. Me encantan. Pero es que eso me parece la vida, una manera de caminar.
Reflexiones del mes, habría muchas. Muchas preguntas enrevesadas que se responden a la gallega, con patata cocida. Laberintos. Los de siempre. Y nunca me acuerdo de la salida, tal vez porque nunca la he encontrado. Quizá no existe. No hay respuestas. Así como tampoco hay meta. Hay caminos que te llevan a un sitio o a otro. Ya estoy con otra metáfora sobre caminos. Me encantan. Pero es que eso me parece la vida, una manera de caminar.
El otro día me preguntaron qué es para mí la felicidad. Una meta a la que tendemos. Y una manera de vivir/entender la vida. La felicidad está dentro de nuestra cabeza, depende de cómo veamos las cosas, de nuestras expectativas, de nuestro sentido de la realidad. Pero también de nuestra capacidad de soñar. Está claro que llega más lejos quien apunta a la luna que quien apunta a un árbol... Eh... ¿sí? Porque muchas veces se llega lejos sin apuntar, otras veces se apunta y antes de enfocar al objetivo te quitan el proyectil.
Y también es cierto que hay veces que tenemos un tirachinas y otras contamos con un lanzagranadas con mirilla milimétrica.
La mayoría de las veces no sabemos ni con qué arma vamos. Bueno, lo sospechamos. Pufff....mucho tomate para dos huevos, payo Juan Manuel., pero voy a intentarlo. Y resulta que los astros se conjugan para que ocurran "cosas", encuentres personas, que te acercan al objetivo, que te ponen en un sitio privilegiado que facilita el darle alcance. Porque tampoco es lo mismo tirar desde el suelo que desde las alturas y con perspectiva.
Y también es cierto que hay veces que tenemos un tirachinas y otras contamos con un lanzagranadas con mirilla milimétrica.
La mayoría de las veces no sabemos ni con qué arma vamos. Bueno, lo sospechamos. Pufff....mucho tomate para dos huevos, payo Juan Manuel., pero voy a intentarlo. Y resulta que los astros se conjugan para que ocurran "cosas", encuentres personas, que te acercan al objetivo, que te ponen en un sitio privilegiado que facilita el darle alcance. Porque tampoco es lo mismo tirar desde el suelo que desde las alturas y con perspectiva.
Pero depende de dónde esté el objetivo, porque otras veces, con toda la buena intención, te llevan hacia un sitio que se supone debe ayudar y lo único que hace es alejarte de él. Y en ocasiones te cambian el objetivo, te dan opiniones (con la mejorcísima intención, no lo dudamos), sugerencias, ideas... que te hacen despistarte de la meta original en busca de algo mejor, pero perdiendo la visión de lo que quieres, de lo que partiste, del origen (que da lugar a algo original).
Y una sobrecarga de información también produce una mente espesa, una visión nublada por miles de detalles nuevos, de cosas que conseguir, que mejorar, porque todo el mundo opina y quieres que sea perfecto, impresionar a todo el mundo, y sabes qué pasa con quien mucho abarca, ¿no?, y además no es lo que querías.
Por no hablar de cuando tiras por tirar y alcanzas un objetivo de la hostia, la suerte del principiante, sí, que es un peligro, porque puede que decidas, a partir de ese momento, hacer las cosas al tuntún confiando en tu buena estrella y lo mismo esta pasa a iluminar a otra persona, sin que te enteres (ni te des por enterado).
Mantén la mente fría, el objetivo claro y no lo pierdas de vista. El pulso firme, la determinación también. Soporta la ráfaga de viento, espera que se disipe la niebla, tampoco desees el sol cegador que te deslumbre, espera que las circunstancias sean favorables, aguanta, y cuando estés preparado y seguro:
Y una sobrecarga de información también produce una mente espesa, una visión nublada por miles de detalles nuevos, de cosas que conseguir, que mejorar, porque todo el mundo opina y quieres que sea perfecto, impresionar a todo el mundo, y sabes qué pasa con quien mucho abarca, ¿no?, y además no es lo que querías.
Por no hablar de cuando tiras por tirar y alcanzas un objetivo de la hostia, la suerte del principiante, sí, que es un peligro, porque puede que decidas, a partir de ese momento, hacer las cosas al tuntún confiando en tu buena estrella y lo mismo esta pasa a iluminar a otra persona, sin que te enteres (ni te des por enterado).
Mantén la mente fría, el objetivo claro y no lo pierdas de vista. El pulso firme, la determinación también. Soporta la ráfaga de viento, espera que se disipe la niebla, tampoco desees el sol cegador que te deslumbre, espera que las circunstancias sean favorables, aguanta, y cuando estés preparado y seguro:
¿Has acertado? Enhorabuena. Saborea las mieles, pero no te duermas en los laureles del triunfo. Prepárate para el siguiente disparo, porque cada disparo, trae detrás la necesidad de otro, y otro, y otro. Una continua alerta, en busca del objetivo perfecto.