JUNIO
Edito
El mes de junio está dedicado al libro Rayuela de Julio Cortázar, mi gran último descubrimiento y ya elegido como libro preferido hasta que otro venga a demostrar lo contrario. Hay algunos cambios, ciertos apartados son menos extensos que en otras ocasiones, por ejemplo Living, pues ya los fragmentos del libro te demuestran otra forma de vivir, nada que ver con aspectos internos sino con buscar otra entrada, otra realidad.
Music and Inspiration es el gran apartado del mes. Capítulos enteros de Rayuela que son para recordar de pe a pa, conceptos, ideas que me han impactado porque estaban en mi mente antes de que viniera a leerlos tal cual las pienso en las palabras de Cortázar. La música del mes son temas que han sido nombrados a lo largo del libro, con una preponderancia del jazz, un protagonista más de la novela.
Un hombre,
cualquier hombre,
lleva un pequeño blues en la garganta.
Duele como la noche.
Quema como tu cuerpo.
(Jorge Boccanegra).
Rayuela es lo que en mi pueblo llamábamos chángana, un juego mezcla de habilidad y suerte, con un cielo objetivo que alcanzar desde la base tierra. Pero no puedes ir muy rápido o la piedra se saldrá de la casilla, ni demasiado lento o no llegarás. Hay que mantener el equilibrio yendo en la inestable "pata coja" y, con movimientos llenos de precisión, ir avanzando para no "encasillarte". No te conformes a medio camino, puedes alcanzar "el cielo".
La vida como un enorme parque de atracciones. Sólo tienes que ir consiguiendo fichas para seguir jugando, pero puedes montarte en todas lo que veas: subes al tren de la bruja, buscando emociones fuertes y al límite, pensando que sobrevivirás a los sustos, al último escobazo. Consigue otra monedita y puedes ir a lo más alto, a la noria donde ver desde las alturas luchando contra el vértigo. Móntate en el saltamontes para moverte a trompicones, paras a comprarte un algodón de azúcar, puedes cenar de maravilla en el hotel o un bocadillo cutre en la esquina. Todas las posibilidades a tu alcance. Sólo la monedita y estás así de alto, así de bajo, disfrutándolo todo, cada cosa en su ambiente. Estar apalancada en una relación con un pijo que te proporciona todas las comodidades, cansarte de tanto medio gas y educación y enrolarte en una caravana para vivir la vida hippie y gitanil. Estar viendo el lago de los cisnes en el Teatro Bolshói de Moscú, dormir en un parque por falta de cash, viajar en autobús 12 horas o a lomos de un Ferrari, botella de Moet en ristre. Dormir con una estrella del baloncesto en su ático en Chelsea o bailar desaforada en una rave clandestina. Viajar a un país paradisíaco con lo puesto o instalarte en la rutina de un trabajo y una responsabilidad. Jugar esa ilusión, esa baza, probar. ¿El don de la ubicuidad será esto?
Puedes estar en cualquier lado, sin pertenecer a ninguno.
Sólo necesitas la monedita. E insertarla en todos los sitios que puedas.
Y como aconsejaba Tiziano Terzani:
En la vida, si tienes ocasión de no repetirte, aprovéchala.
Y sea lo que sea aquello que emprendas, dedícate en cuerpo y alma. Créelo y vívelo a tu manera. No dejes que los prejuicios y el aburrimiento de los demás, sus celos, frustraciones y problemas enturbien y contaminen tu forma de vivir lo que se te presenta.
Porque sí, hay otras vidas posibles, no creo que nunca lleguemos a vislumbrar la urdidumbre de la que nos habla Cortázar, simplemente tendremos pequeños fogonazos que nos harán constatar lo ciegos que estamos. Y es posible que estemos en un estado primitivo de nuestro desarrollo, pero con estas pautas podemos hacer de esta vida la que nos satisfaga.
Y si eres feliz, y si estás en un momento brillante después de tanta oscuridad y desasosiego, brilla tú también. No vayas por delante de lo que ocurra en cada instante y disfruta del momento. No te amargues ya intentando apalancar algo que simplemente no puedes controlar, que es libre, deja que fluya, que cada cosa llegue en su momento y se vaya si se tiene que ir. No quieras controlarlo, no te aferres,no te empecines. Simplemente agradece y sé sincera. Nada de caer en el drama, nada de jugar a ser más lista, a curarte en salud.
Siempre he recordado esta frase, la típica que se escribía en la carpeta del instituto, y que revolotea en ciertos momentos en mi cabeza como un mantra:
Si crees que algo te pertenece, déjalo, espera.
Si vuelve es que siempre fue tuyo.
Si no, es que nunca te perteneció.
Y mientras tanto, no te olvides de disfrutar de otras cosas, ¿de la vida que te está ocurriendo, por ejemplo?
Brilla.
Music and Inspiration es el gran apartado del mes. Capítulos enteros de Rayuela que son para recordar de pe a pa, conceptos, ideas que me han impactado porque estaban en mi mente antes de que viniera a leerlos tal cual las pienso en las palabras de Cortázar. La música del mes son temas que han sido nombrados a lo largo del libro, con una preponderancia del jazz, un protagonista más de la novela.
Un hombre,
cualquier hombre,
lleva un pequeño blues en la garganta.
Duele como la noche.
Quema como tu cuerpo.
(Jorge Boccanegra).
Rayuela es lo que en mi pueblo llamábamos chángana, un juego mezcla de habilidad y suerte, con un cielo objetivo que alcanzar desde la base tierra. Pero no puedes ir muy rápido o la piedra se saldrá de la casilla, ni demasiado lento o no llegarás. Hay que mantener el equilibrio yendo en la inestable "pata coja" y, con movimientos llenos de precisión, ir avanzando para no "encasillarte". No te conformes a medio camino, puedes alcanzar "el cielo".
La vida como un enorme parque de atracciones. Sólo tienes que ir consiguiendo fichas para seguir jugando, pero puedes montarte en todas lo que veas: subes al tren de la bruja, buscando emociones fuertes y al límite, pensando que sobrevivirás a los sustos, al último escobazo. Consigue otra monedita y puedes ir a lo más alto, a la noria donde ver desde las alturas luchando contra el vértigo. Móntate en el saltamontes para moverte a trompicones, paras a comprarte un algodón de azúcar, puedes cenar de maravilla en el hotel o un bocadillo cutre en la esquina. Todas las posibilidades a tu alcance. Sólo la monedita y estás así de alto, así de bajo, disfrutándolo todo, cada cosa en su ambiente. Estar apalancada en una relación con un pijo que te proporciona todas las comodidades, cansarte de tanto medio gas y educación y enrolarte en una caravana para vivir la vida hippie y gitanil. Estar viendo el lago de los cisnes en el Teatro Bolshói de Moscú, dormir en un parque por falta de cash, viajar en autobús 12 horas o a lomos de un Ferrari, botella de Moet en ristre. Dormir con una estrella del baloncesto en su ático en Chelsea o bailar desaforada en una rave clandestina. Viajar a un país paradisíaco con lo puesto o instalarte en la rutina de un trabajo y una responsabilidad. Jugar esa ilusión, esa baza, probar. ¿El don de la ubicuidad será esto?
Puedes estar en cualquier lado, sin pertenecer a ninguno.
Sólo necesitas la monedita. E insertarla en todos los sitios que puedas.
Y como aconsejaba Tiziano Terzani:
En la vida, si tienes ocasión de no repetirte, aprovéchala.
Y sea lo que sea aquello que emprendas, dedícate en cuerpo y alma. Créelo y vívelo a tu manera. No dejes que los prejuicios y el aburrimiento de los demás, sus celos, frustraciones y problemas enturbien y contaminen tu forma de vivir lo que se te presenta.
Porque sí, hay otras vidas posibles, no creo que nunca lleguemos a vislumbrar la urdidumbre de la que nos habla Cortázar, simplemente tendremos pequeños fogonazos que nos harán constatar lo ciegos que estamos. Y es posible que estemos en un estado primitivo de nuestro desarrollo, pero con estas pautas podemos hacer de esta vida la que nos satisfaga.
Y si eres feliz, y si estás en un momento brillante después de tanta oscuridad y desasosiego, brilla tú también. No vayas por delante de lo que ocurra en cada instante y disfruta del momento. No te amargues ya intentando apalancar algo que simplemente no puedes controlar, que es libre, deja que fluya, que cada cosa llegue en su momento y se vaya si se tiene que ir. No quieras controlarlo, no te aferres,no te empecines. Simplemente agradece y sé sincera. Nada de caer en el drama, nada de jugar a ser más lista, a curarte en salud.
Siempre he recordado esta frase, la típica que se escribía en la carpeta del instituto, y que revolotea en ciertos momentos en mi cabeza como un mantra:
Si crees que algo te pertenece, déjalo, espera.
Si vuelve es que siempre fue tuyo.
Si no, es que nunca te perteneció.
Y mientras tanto, no te olvides de disfrutar de otras cosas, ¿de la vida que te está ocurriendo, por ejemplo?
Brilla.