FEBRERO 2017
Conexiones
Lejos
He perdido la esperanza. Cada vez lo veo peor, más negro. Más lejos.
Recuerdo tu frase: No me siento superior, me siento muy lejos.
Aún no lo he asimilado. Ni siquiera se me había pasado por la cabeza y la sorpresa me sigue encogiendo el estómago cada vez que lo recuerdo, cada vez que te recuerdo.
Angustia y vértigo.
La impotencia de saber que no puedo recuperar el tiempo perdido.
Y la certeza de que aunque lo tuviera, no lo aprovecharía.
¿Necesitas perder para apreciar?
Qué mierda... Hay tantas cosas que sé que no estoy valorando, disfrutando, viviendo.
Intento reconocer todas, sacarles todo el jugo, y tal vez estoy tan pendiente de disfrutar al máximo, de que no se me escape ningún detalle, ningún segundo, que siento la presión de que sea perfecto. Pero cada momento tiene que ser como está siendo.
Siempre intentando que la vida se amolde a nuestro patrón, a nuestra fantasía. Y ese es el problema, que nuestras mentes no están a la altura de la vida que vivimos. No dan la talla.
Y la batalla se encuentra entre que te dé igual o en poner de tu parte.
Recuerdo tu frase: No me siento superior, me siento muy lejos.
Aún no lo he asimilado. Ni siquiera se me había pasado por la cabeza y la sorpresa me sigue encogiendo el estómago cada vez que lo recuerdo, cada vez que te recuerdo.
Angustia y vértigo.
La impotencia de saber que no puedo recuperar el tiempo perdido.
Y la certeza de que aunque lo tuviera, no lo aprovecharía.
¿Necesitas perder para apreciar?
Qué mierda... Hay tantas cosas que sé que no estoy valorando, disfrutando, viviendo.
Intento reconocer todas, sacarles todo el jugo, y tal vez estoy tan pendiente de disfrutar al máximo, de que no se me escape ningún detalle, ningún segundo, que siento la presión de que sea perfecto. Pero cada momento tiene que ser como está siendo.
Siempre intentando que la vida se amolde a nuestro patrón, a nuestra fantasía. Y ese es el problema, que nuestras mentes no están a la altura de la vida que vivimos. No dan la talla.
Y la batalla se encuentra entre que te dé igual o en poner de tu parte.
Victorias
Las pequeñas victorias, pequeñísimas. Nimias. No me las ha regalado nadie.
Las he construido yo, muy despacio, con mis manos.
Y sé que no voy avanzando a toda hostia. Ni falta que hace, aunque a veces lo desee.
Detrás de cada victoria hay disciplina, insistencia, ¿por qué no? cabezonería y una fe inexplicable.
Hay observación, repetición, miles de equivocaciones y empeños en las mismas premisas.
Detrás de cada palabra no dicha, reivindicación inmediatamente olvidada, ver las dos caras de una situación, detrás de cada momento en el que salgo de mi cuerpo, de una situación.
Detrás hay mucho trabajo duro, hay muchos días, uno tras otro, de dejarme llevar.
Así que cuando tengo delante de mí una victoria, la saboreo a fondo.
Nadie me la ha regalado. Y no es una cima conquistada. Sé que volveré a escurrirme mañana y pasado. Incluso dentro de 10 minutos. ¿No me estoy cayendo ya?
Y que me queda lo más duro. Una meta tan alta, que este montículo en comparación es ridículo.
Pero es mi montículo: me ha costado llegar a él. Y no es un montículo estable ni seguro, el muy jodido se revuelve como arenas movedizas.
Y debería ser sencillo, conozco bien al enemigo.
Lo conozco tan bien que consigue engañarme, provocarme y despistarme. A cada respuesta, situación, tiene una salida nueva que desconozco, que me hace dudar, titubear, creer.
Como una espiral que se cruza y retuerce sobre sí misma.
No soy capaz de controlarlo constantemente. Puede que tampoco sea el objetivo.
Pero estas luchas son el resumen de la vida. No puedes pasar e ignorarte, ¡ojalá!
Sí puedes claudicar pero no es el camino que hemos elegido esta vez, ¿no? Estamos en el opuesto y ya es tarde para retroceder.
Es una suerte que ya no pueda retroceder.
Las he construido yo, muy despacio, con mis manos.
Y sé que no voy avanzando a toda hostia. Ni falta que hace, aunque a veces lo desee.
Detrás de cada victoria hay disciplina, insistencia, ¿por qué no? cabezonería y una fe inexplicable.
Hay observación, repetición, miles de equivocaciones y empeños en las mismas premisas.
Detrás de cada palabra no dicha, reivindicación inmediatamente olvidada, ver las dos caras de una situación, detrás de cada momento en el que salgo de mi cuerpo, de una situación.
Detrás hay mucho trabajo duro, hay muchos días, uno tras otro, de dejarme llevar.
Así que cuando tengo delante de mí una victoria, la saboreo a fondo.
Nadie me la ha regalado. Y no es una cima conquistada. Sé que volveré a escurrirme mañana y pasado. Incluso dentro de 10 minutos. ¿No me estoy cayendo ya?
Y que me queda lo más duro. Una meta tan alta, que este montículo en comparación es ridículo.
Pero es mi montículo: me ha costado llegar a él. Y no es un montículo estable ni seguro, el muy jodido se revuelve como arenas movedizas.
Y debería ser sencillo, conozco bien al enemigo.
Lo conozco tan bien que consigue engañarme, provocarme y despistarme. A cada respuesta, situación, tiene una salida nueva que desconozco, que me hace dudar, titubear, creer.
Como una espiral que se cruza y retuerce sobre sí misma.
No soy capaz de controlarlo constantemente. Puede que tampoco sea el objetivo.
Pero estas luchas son el resumen de la vida. No puedes pasar e ignorarte, ¡ojalá!
Sí puedes claudicar pero no es el camino que hemos elegido esta vez, ¿no? Estamos en el opuesto y ya es tarde para retroceder.
Es una suerte que ya no pueda retroceder.
Entropía
Tan preocupados por conocer a los demás, por explorar el mundo exterior y tan poco interesados en conocer nuestro paisaje interno. Lo de fuera depende de lo que haya dentro. Todo gira constantemente alrededor de una misma frase: Yatha pindande, tatha brahmande.
Y está la vocecita estúpida que inquiere si no te volverás un poco egoísta, alejado de la realidad, soberbio e indiferente si sólo estás pendiente de lo que ocurre en tus fronteras.
Tal vez.
Y está la vocecita estúpida que inquiere si no te volverás un poco egoísta, alejado de la realidad, soberbio e indiferente si sólo estás pendiente de lo que ocurre en tus fronteras.
Tal vez.
Mariposa, Kal Akal
He soñado precisamente con él. Tenía forma de mariposa y me guiaba a través de la casa de mis abuelos. Me lleva hacia el balcón, al doblar la esquina y... hay varias plantas en llamas. Parte de mi familia dentro. Una pesadilla.
Me despierto y lo primero que veo es el concierto de una cantante que me gusta y que conozco por su mantra Kal Akaal, el que se canta para ayudar al espíritu de nuestras personas cercanas que han fallecido a hacer su viaje/tránsito.
Kal Akal.
Y resulta que estará en concierto en Helsinki, justo el fin de semana que estaré allí y en el estudio de una amiga con la que pasaremos esos días.
No necesito más señales. Estaré allí recitando desde el corazón este mantra.
Me despierto y lo primero que veo es el concierto de una cantante que me gusta y que conozco por su mantra Kal Akaal, el que se canta para ayudar al espíritu de nuestras personas cercanas que han fallecido a hacer su viaje/tránsito.
Kal Akal.
Y resulta que estará en concierto en Helsinki, justo el fin de semana que estaré allí y en el estudio de una amiga con la que pasaremos esos días.
No necesito más señales. Estaré allí recitando desde el corazón este mantra.
Decisiones
¿Qué hago? ¿Lo retraso? ¿Será tarde? Empiezan de nuevo las dudas. Pero en el fondo de mi corazón sé que no voy a embarcarme en esa historia de momento.
"No he recibido noticias de Sita".
Y es verdad que no tengo las ganas ni el empuje ni la ilusión que supongo en estos casos.
¿Me influye su actitud? ¿Me está filtrando su miedo?
No lo creo, y no quiero buscar falsos culpables para justificar mi actitud, mi predisposición.
Estoy poniendo en la balanza: ¿dos tipos de desarrollo? Eso es una idiotez, aprenderé más con lo que estoy evitando, me reportará más satisfacción, plenitud, etc.
¿No es un lugar común, un estereotipo?
Pero...¿hay alguien más estereotipada que yo?
No tengo que decidir ahora mismo. Puedo seguir pensándolo.
Tampoco es una decisión definitiva, o eso creo, es un aplazamiento.
Claro que...si quieres divertir a Dios, cuéntale tus planes.
Creo que todo saldrá como planifico, y compruebo que hasta la más mínima cosa no la he terminado, no me he ajustado a los planes.
Mis planes.
Y resulta que no me importa, no me agobia ni me frustra. Están ahí para darme una dirección, no para esclavizarme. Y si surge algo más importante, no queda más remedio que incumplir, posponer.
¿Qué dirá vishoka jyotir? Quiero escucharlo los días venideros, dejará su mensaje.
Y el mensaje principal es que la vida es así. Tienes que soltar algo para amarrar algo nuevo. Y cuando quieras retomar lo segundo, quizá ya no te apetece, estás en otro punto, o ya no puedes.
Son los riesgos que se corren en nuestras decisiones. Elecciones.
Y en mi cabeza escucho sus voces diciéndome que si estoy loca. ¿Son voces? ¿Es el miedo a equivocarme?
Son las dudas con miles de disfraces.
Y de repente, leo este post de Kia Miller:
Little shifts, big shifts – all is good. We must do what is calling us. This is not something to force. You know it, your recognize it, when a shift in perspective is begging to happen.
Y claramente sé que algo me está llamando, mientras lo otro, no. Aunque no es lo que se espera de mí, aunque se está haciendo tarde, aunque, aunque...
"No he recibido noticias de Sita".
Y es verdad que no tengo las ganas ni el empuje ni la ilusión que supongo en estos casos.
¿Me influye su actitud? ¿Me está filtrando su miedo?
No lo creo, y no quiero buscar falsos culpables para justificar mi actitud, mi predisposición.
Estoy poniendo en la balanza: ¿dos tipos de desarrollo? Eso es una idiotez, aprenderé más con lo que estoy evitando, me reportará más satisfacción, plenitud, etc.
¿No es un lugar común, un estereotipo?
Pero...¿hay alguien más estereotipada que yo?
No tengo que decidir ahora mismo. Puedo seguir pensándolo.
Tampoco es una decisión definitiva, o eso creo, es un aplazamiento.
Claro que...si quieres divertir a Dios, cuéntale tus planes.
Creo que todo saldrá como planifico, y compruebo que hasta la más mínima cosa no la he terminado, no me he ajustado a los planes.
Mis planes.
Y resulta que no me importa, no me agobia ni me frustra. Están ahí para darme una dirección, no para esclavizarme. Y si surge algo más importante, no queda más remedio que incumplir, posponer.
¿Qué dirá vishoka jyotir? Quiero escucharlo los días venideros, dejará su mensaje.
Y el mensaje principal es que la vida es así. Tienes que soltar algo para amarrar algo nuevo. Y cuando quieras retomar lo segundo, quizá ya no te apetece, estás en otro punto, o ya no puedes.
Son los riesgos que se corren en nuestras decisiones. Elecciones.
Y en mi cabeza escucho sus voces diciéndome que si estoy loca. ¿Son voces? ¿Es el miedo a equivocarme?
Son las dudas con miles de disfraces.
Y de repente, leo este post de Kia Miller:
Little shifts, big shifts – all is good. We must do what is calling us. This is not something to force. You know it, your recognize it, when a shift in perspective is begging to happen.
Y claramente sé que algo me está llamando, mientras lo otro, no. Aunque no es lo que se espera de mí, aunque se está haciendo tarde, aunque, aunque...
![Picture](/uploads/1/1/9/6/11968518/patternity-sheep-punk-cathal-mcnaughton_orig.jpg)
Like atracts like.
Aquello que odiaba, que me hacía enrojecer de vergüenza incontrolable y criticaba con rabia... Me ponía contra las cuerdas, era justo el área que deseaba y necesitaba sumergirme.
Muchas vecs aquello que rechazas es lo que íntimamente te gusta y deseas. Por eso, en cuanto observo una primera resistencia, tan claramente expuesta, en vez de dejarme llevar por el enfado o salir corriendo, me mantengo y continúo un poco más. Repito, insisto.
Siempre tendemos a repetir lo que nos resulta cómodo, lo que nos mantiene en nuestro espacio de confort, lo que conocemos.
Like atracts like.
Detrás de una gran crítica, hay un punto débil, una carencia íntimamente relacionada con aquello que nos disgusta.
No te produce rechazo ni sensaciones tan fuertes porque sí.
Rasca un poco esa superficie.
Aquello que odiaba, que me hacía enrojecer de vergüenza incontrolable y criticaba con rabia... Me ponía contra las cuerdas, era justo el área que deseaba y necesitaba sumergirme.
Muchas vecs aquello que rechazas es lo que íntimamente te gusta y deseas. Por eso, en cuanto observo una primera resistencia, tan claramente expuesta, en vez de dejarme llevar por el enfado o salir corriendo, me mantengo y continúo un poco más. Repito, insisto.
Siempre tendemos a repetir lo que nos resulta cómodo, lo que nos mantiene en nuestro espacio de confort, lo que conocemos.
Like atracts like.
Detrás de una gran crítica, hay un punto débil, una carencia íntimamente relacionada con aquello que nos disgusta.
No te produce rechazo ni sensaciones tan fuertes porque sí.
Rasca un poco esa superficie.