Abril 15
Edito
Que la vida es, entre otras muchas cosas, breve. Que el destino es cruel pero quizá no sea arbitrario. Que la naturaleza (en el sentido de la Muerte) siempre vence, pero eso no significa que tengamos que resignarnos y arrastrarnos ante ella. Que aunque no siempre nos alegremos de estar aquí, tal vez sea nuestro deber sumergirnos igualmente; vadear en línea recta a través del pozo negro, manteniendo abiertos los ojos y el corazón. Y en nuestro agonizar, mientras nos levantamos de lo orgánico y nos hundimos de nuevo de manera ignominiosa en lo orgánico, es un honor y un privilegio amar lo que la Muerte no puede alcanzar.
(El jilguero. Donna Tartt).
(El jilguero. Donna Tartt).
Abro con uno de los fragmentos más bonitos del libro recogido en Lecturas: El jilguero de Donna Tartt. Hacía tiempo que no me emocionaba un libro tanto, y me enganchaba, pasaba horas y horas sin poder parar de leer.
Aquí estamos de nuevo. y mira que lo pensaba borrar todo y dejarlo para solazamiento personal, porque a mí la verdad es que me divierte. Me parece infantil, tontorrón, demasiado sentimental a veces, pero supongo que yo soy así: infantil, tontorrona y al final, aunque crea que impera mi lado racional, bastante ñoña y sentimental.
Pues sí, igual debería crecer, despertar y todas esas cosas, pero mientras lo consigo, y no es que no le ponga empeño, seguiré con esta página. De ahí la foto. Un nuevo renacer, otra expansión de mis dotes "creativas".
Necesito "desfogar" la cabeza, dar salida a mis impresiones. Mi abuela materna era poeta y escribía maravillosamente. Pero comenzó a escribir en serio ya mayor, después de criar a sus cinco hijos por la siguiente razón. Empezó a tener la misma pesadilla todas las noches: un bebé famélico que no paraba de llorar y ella se olvidaba de alimentar, lo dejaba para más tarde. El bebé iba adelgazando cada vez más.
Se despertaba agobiada, aterrorizada, culpable. La siguiente noche, volvía a soñar lo mismo.
Por fin consiguió comprender, cuando solucionó el problema (siempre suele ser así, reconoces el problema cuando has dado con la solución. La vida, qué jodida, no puede ser más opuesta a la lógica humana). Ella quería escribir y, con sus hijos ya mayores, empezó a tener tiempo libre y dedicarse a sus escritos. Desapareció la pesadilla y se dio cuenta del simbolismo. Ese bebé no era ni más ni menos que ella misma, su creatividad, su necesidad de expresarse. La estaba ignorando, obviando. Ocupada en otras cosas, no le daba de comer, no la alimentaba, y empezaba a demandar su atención.
Yo, lejos de tener el talento de mi abuela, y lejos de tener sueños tan interesantes y llenos de símbolos, me siento con ganas de seguir escribiendo y exorcizando experiencias.
La verdad es que estoy plenamente feliz por circunstancias variadas de la vida. No me puedo quejar y soy consciente de esa felicidad muy a menudo. No sé si tendrá que ver con cierto tipo de yoga que practico, con la meditación o con que soy jodidamente afortunada (que también). Y además, no sólo el vaso está sorprendentemente lleno, sino que estoy fascinada y embelesada con la visión del vaso. Esperemos que no venga una gota a desbordarlo y tirar por la borda (¿del vaso?) todo este limbo de felicidad en el que me hallo inmersa.
Bueno, después de este arrebato de alegría (para muestra un botón) fruto sin duda del estado anteriormente descrito añadiré que:
De vez en cuando me entra miedo. Miedo a cagarla. Miedo a que pase algo que me joda tanto "Amor y lujo en Falcon Crest" (sí, las expresiones no han cambiado en todo este tiempo, hay cosas de las que cuesta trabajo desprenderse). Tampoco es que deje que el miedo me acojone, ¡qué va! Estoy muy por la labor de dejarme llevar por la felicidad y no pensar en el mañana (que esto siempre se me ha dado bien) Darle vueltas a lo que me traigo entre manos sí, doy vueltas, bastantes. Pero pensar en el mañana no es lo mío. Disfruto el momento. Me rallo en el momento, y cada vez menos. Pero sí que también estoy tomando medidas para no estar acojonada/rallada y ser yo la que la cague con alguna de mis estupideces y puntos flacos. Puntos, que, además, estoy en proceso de eliminar. ¡Tan potente y poderoso es este estado!
Secretillos que revelaré aquí por si a alguien (seguramente yo misma) quiere leerlos en un futuro.
Y siguen más apartados: música, frases, imágenes, arte que me llame la atención... Más bien sigo con esta web porque hay tantas cosas que oigo, veo, disfruto, etc que tengo necesidad de recogerlas en algún lado. Necesito inmortalizarlas en mi mortal vida para volver a ellas cuando me apetezca.
Así que aquí van, y aquí sigo recopilando los impactos de cada mes.
Abril está relacionado con el verde. Verde-verde, que te quiero, verde. Abril me lo parece. Está un poco verde para considerarlo cálido, canicular, estival. No ha llegado la explosión de color de la primavera todavía (aunque ya se dejan ver ciertos despliegues cromáticos) y lo que sí crece a toda marcha son las hierbas, hojas, arbustos. Todo de un follaje inmensamente verde. El renacer, el ciclo continuo. Y por estos lares también vuelve a crecer la hierba. ¿Siempre veré más verde la del vecino? Hijo puta, tiene jardinero. A mi estilo, con mis desastres habituales, con mis carencias. Pero aquí está, insistente. Ha vuelto a salir. Como la mala hierba.
Aquí estamos de nuevo. y mira que lo pensaba borrar todo y dejarlo para solazamiento personal, porque a mí la verdad es que me divierte. Me parece infantil, tontorrón, demasiado sentimental a veces, pero supongo que yo soy así: infantil, tontorrona y al final, aunque crea que impera mi lado racional, bastante ñoña y sentimental.
Pues sí, igual debería crecer, despertar y todas esas cosas, pero mientras lo consigo, y no es que no le ponga empeño, seguiré con esta página. De ahí la foto. Un nuevo renacer, otra expansión de mis dotes "creativas".
Necesito "desfogar" la cabeza, dar salida a mis impresiones. Mi abuela materna era poeta y escribía maravillosamente. Pero comenzó a escribir en serio ya mayor, después de criar a sus cinco hijos por la siguiente razón. Empezó a tener la misma pesadilla todas las noches: un bebé famélico que no paraba de llorar y ella se olvidaba de alimentar, lo dejaba para más tarde. El bebé iba adelgazando cada vez más.
Se despertaba agobiada, aterrorizada, culpable. La siguiente noche, volvía a soñar lo mismo.
Por fin consiguió comprender, cuando solucionó el problema (siempre suele ser así, reconoces el problema cuando has dado con la solución. La vida, qué jodida, no puede ser más opuesta a la lógica humana). Ella quería escribir y, con sus hijos ya mayores, empezó a tener tiempo libre y dedicarse a sus escritos. Desapareció la pesadilla y se dio cuenta del simbolismo. Ese bebé no era ni más ni menos que ella misma, su creatividad, su necesidad de expresarse. La estaba ignorando, obviando. Ocupada en otras cosas, no le daba de comer, no la alimentaba, y empezaba a demandar su atención.
Yo, lejos de tener el talento de mi abuela, y lejos de tener sueños tan interesantes y llenos de símbolos, me siento con ganas de seguir escribiendo y exorcizando experiencias.
La verdad es que estoy plenamente feliz por circunstancias variadas de la vida. No me puedo quejar y soy consciente de esa felicidad muy a menudo. No sé si tendrá que ver con cierto tipo de yoga que practico, con la meditación o con que soy jodidamente afortunada (que también). Y además, no sólo el vaso está sorprendentemente lleno, sino que estoy fascinada y embelesada con la visión del vaso. Esperemos que no venga una gota a desbordarlo y tirar por la borda (¿del vaso?) todo este limbo de felicidad en el que me hallo inmersa.
Bueno, después de este arrebato de alegría (para muestra un botón) fruto sin duda del estado anteriormente descrito añadiré que:
De vez en cuando me entra miedo. Miedo a cagarla. Miedo a que pase algo que me joda tanto "Amor y lujo en Falcon Crest" (sí, las expresiones no han cambiado en todo este tiempo, hay cosas de las que cuesta trabajo desprenderse). Tampoco es que deje que el miedo me acojone, ¡qué va! Estoy muy por la labor de dejarme llevar por la felicidad y no pensar en el mañana (que esto siempre se me ha dado bien) Darle vueltas a lo que me traigo entre manos sí, doy vueltas, bastantes. Pero pensar en el mañana no es lo mío. Disfruto el momento. Me rallo en el momento, y cada vez menos. Pero sí que también estoy tomando medidas para no estar acojonada/rallada y ser yo la que la cague con alguna de mis estupideces y puntos flacos. Puntos, que, además, estoy en proceso de eliminar. ¡Tan potente y poderoso es este estado!
Secretillos que revelaré aquí por si a alguien (seguramente yo misma) quiere leerlos en un futuro.
Y siguen más apartados: música, frases, imágenes, arte que me llame la atención... Más bien sigo con esta web porque hay tantas cosas que oigo, veo, disfruto, etc que tengo necesidad de recogerlas en algún lado. Necesito inmortalizarlas en mi mortal vida para volver a ellas cuando me apetezca.
Así que aquí van, y aquí sigo recopilando los impactos de cada mes.
Abril está relacionado con el verde. Verde-verde, que te quiero, verde. Abril me lo parece. Está un poco verde para considerarlo cálido, canicular, estival. No ha llegado la explosión de color de la primavera todavía (aunque ya se dejan ver ciertos despliegues cromáticos) y lo que sí crece a toda marcha son las hierbas, hojas, arbustos. Todo de un follaje inmensamente verde. El renacer, el ciclo continuo. Y por estos lares también vuelve a crecer la hierba. ¿Siempre veré más verde la del vecino? Hijo puta, tiene jardinero. A mi estilo, con mis desastres habituales, con mis carencias. Pero aquí está, insistente. Ha vuelto a salir. Como la mala hierba.