ABRIL
Edito
En abril empezamos a destapar los cuerpos y comenzamos a amarlos por dentro, este soporte de nuestras emociones, el contenedor, vehículo de nuestra conciencia. Una conciencia que varía, que observa nuestros cambios, nuestras dudas. ¿Quién o qué es esa conciencia?, ¿es nuestro auténtico yo? ¿es una escala de valores? ¿que viene de dónde? Impuesta por reglas sociales, formada en momentos clave de nuestra vida, por personas que nos han influido por alguna razón, porque los respetábamos, porque los admirábamos.
...mi abuelo, que yo estimaba mejor juez y cuyo fallo al formar jurisprudencia para mí me ha servido luego muchas veces para absolver faltas que yo me hubiera inclinado a condenar...
(En busca del tiempo perdido. Marcel Proust).
Y ante esa conciencia rendimos cuentas, intentamos engañarla con argumentos, con escondrijos, pensando en otra cosa, compensando con otras acciones... Aunque la sensación de que algo está "mal" no nos abandona tan fácilmente. ¿Cómo es de severa? ¿De quisquillosa, de intransigente o rencorosa?
En abril miramos hacia el interior, nos vamos de viaje. Hay muchas maneras de viajar, cambiando lo de dentro puedes percibir de manera diferente lo que te rodea. El otro día oía que una chica siempre que iba a trabajar se sentaba en la zona derecha del autobús y esa mañana se había sentado, sin saber porqué en la parte izquierda. Resulta que en la derecha siempre veía edificios y de repente pensó que se había equivocado de autobús porque del lado izquierdo sólo había vegetación y no reconocía el camino. Pero miró hacia el lado derecho y comprobó que iba bien. Le ocurrió un par de veces, era tan diferente el paisaje desde ese lado... Además estamos en primavera, podía ver cerezos en flor, sauces llorones, despliegue de flores y vegetación desconocida...
El camino es uno, pero se puede observar desde muchos ángulos, lo puedes vivir de muchas maneras, y no depende de aspectos externos, sino de la conciencia que observa.
...mi abuelo, que yo estimaba mejor juez y cuyo fallo al formar jurisprudencia para mí me ha servido luego muchas veces para absolver faltas que yo me hubiera inclinado a condenar...
(En busca del tiempo perdido. Marcel Proust).
Y ante esa conciencia rendimos cuentas, intentamos engañarla con argumentos, con escondrijos, pensando en otra cosa, compensando con otras acciones... Aunque la sensación de que algo está "mal" no nos abandona tan fácilmente. ¿Cómo es de severa? ¿De quisquillosa, de intransigente o rencorosa?
En abril miramos hacia el interior, nos vamos de viaje. Hay muchas maneras de viajar, cambiando lo de dentro puedes percibir de manera diferente lo que te rodea. El otro día oía que una chica siempre que iba a trabajar se sentaba en la zona derecha del autobús y esa mañana se había sentado, sin saber porqué en la parte izquierda. Resulta que en la derecha siempre veía edificios y de repente pensó que se había equivocado de autobús porque del lado izquierdo sólo había vegetación y no reconocía el camino. Pero miró hacia el lado derecho y comprobó que iba bien. Le ocurrió un par de veces, era tan diferente el paisaje desde ese lado... Además estamos en primavera, podía ver cerezos en flor, sauces llorones, despliegue de flores y vegetación desconocida...
El camino es uno, pero se puede observar desde muchos ángulos, lo puedes vivir de muchas maneras, y no depende de aspectos externos, sino de la conciencia que observa.
Este mes lo he llamado nómada por el continuo cambio, la continua búsqueda. Intentando restar importancia a las cosas materiales que sólo nos atan y nos producen ansiedad por el miedo a perderlas, por el deseo inmediato de superarlas con otras nuevas.
Intentar centrarme en vivir el presente, no volver constantemente al pasado recordando cosas que ya no existen (¿existieron alguna vez tal como las veo ahora? ¿y qué más da?), que ya pasaron. Hay que saber soltar, dejar que se vayan para poder recibir otras nuevas. Sin mirar demasiado lejos al futuro, tanta planificación, tanta ansiedad, tantas "list to do", tanta premeditación... Basta, estás aquí. Céntrate, concéntrate, párate un momento, ¡Aquí! ¡Esto es ahora!
En todo, Nakata, hay que seguir un orden - explicó Johnie Walken - No se puede mirar demasiado lejos. Porque si miras demasiado lejos pierdes de vista el suelo y corres el riesgo de tropezar. Pero tampoco debes distraerte con los pequeños detalles que están en tus pies. Porque si no miras al frente, acabarás topando con algo. Total, que hay que mirar un poco hacia delante, seguir un orden determinado e ir despachando las cosas. Eso es fundamental. En cualquier cosa que hagas.
(Kafka en la orilla. Haruki Murakami).
Intentar centrarme en vivir el presente, no volver constantemente al pasado recordando cosas que ya no existen (¿existieron alguna vez tal como las veo ahora? ¿y qué más da?), que ya pasaron. Hay que saber soltar, dejar que se vayan para poder recibir otras nuevas. Sin mirar demasiado lejos al futuro, tanta planificación, tanta ansiedad, tantas "list to do", tanta premeditación... Basta, estás aquí. Céntrate, concéntrate, párate un momento, ¡Aquí! ¡Esto es ahora!
En todo, Nakata, hay que seguir un orden - explicó Johnie Walken - No se puede mirar demasiado lejos. Porque si miras demasiado lejos pierdes de vista el suelo y corres el riesgo de tropezar. Pero tampoco debes distraerte con los pequeños detalles que están en tus pies. Porque si no miras al frente, acabarás topando con algo. Total, que hay que mirar un poco hacia delante, seguir un orden determinado e ir despachando las cosas. Eso es fundamental. En cualquier cosa que hagas.
(Kafka en la orilla. Haruki Murakami).
Para ilustrar este cambio y esta búsqueda, moda cómoda pero con carácter: vestidos largos, pañuelos, monos holgados, telas ligeras. Una belleza natural, desenfadada, nada impostada (si acaso nos permitiremos unas soleadas mechas californianas). Living dedicado a los alimentos ecológicos, sanos para el cuerpo, pero, sobretodo, buenos para el medio ambiente. Esto acompañado de una decoración sencilla, basada en materiales y tonos naturales. Arte lo dedico a pintores que imprimen unos matices desdibujados a sus obras, como si los colores hubieran sido borrados por la lluvia que nos acompaña este mes. Fragmentos literarios proceden del libro El fin es mi principio de Tiziano Terzani. No apostaba un duro por él cuando me lo recomendó un amigo. No me atraía el tema ni el estilo del autor, pero finalmente me enganchó su forma de ver la vida. La ilusión, el ansia por conocer, por experimentar, arriesgarse, seguir sus instintos, descubrir. No podía pensar en libro mejor para un mes dedicado a los cambios, a los "viajes", a la curiosidad.
Lo que me recuerda a tres de mis poemas favoritos. El de Eduardo Galeano venía con una pequeña acuarela que me regaló un pintor por la calle, hace muchos años, paseando con mi padre. Aún la conservo, supongo que me veo definida en muchos de sus versos. El segundo es Ítaca de Konstantinos Kavafis, lo importante es el viaje, siempre el viaje, y para terminar, no tengas miedo a ese viaje, como dice Henry de Monfreid, confía, el resto te será dado por añadidura.
¡Feliz y enriquecedor viaje!
Lo que me recuerda a tres de mis poemas favoritos. El de Eduardo Galeano venía con una pequeña acuarela que me regaló un pintor por la calle, hace muchos años, paseando con mi padre. Aún la conservo, supongo que me veo definida en muchos de sus versos. El segundo es Ítaca de Konstantinos Kavafis, lo importante es el viaje, siempre el viaje, y para terminar, no tengas miedo a ese viaje, como dice Henry de Monfreid, confía, el resto te será dado por añadidura.
¡Feliz y enriquecedor viaje!
ÍTACA
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca debes rogar que el viaje sea largo, lleno de peripecias, lleno de experiencias. No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes, ni la cólera del airado Poseidón. Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta si tu pensamiento es elevado, si una exquisita emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo. Los lestrigones y los cíclopes y el feroz Poseidón no podrán encontrarte si tú no los llevas ya dentro, en tu alma, si tu alma no los conjura ante ti. Debes rogar que el viaje sea largo, que sean muchos los días de verano; que te vean arribar con gozo, alegremente, a puertos que tú antes ignorabas. Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia, y comprar unas bellas mercancías: madreperlas, coral, ébano, y ámbar, y perfumes placenteros de mil clases. Acude a muchas ciudades del Egipto para aprender, y aprender de quienes saben. Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca: llegar allí, he aquí tu destino. Mas no hagas con prisas tu camino; mejor será que dure muchos años, y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla, rico de cuanto habrás ganado en el camino. No has de esperar que Ítaca te enriquezca: Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje. Sin ellas, jamás habrías partido; mas no tiene otra cosa que ofrecerte. Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado. Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia, sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas. Konstantinos Kavafis |